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Un hotel al otro lado del rellano

Un vacío legal permite a los madrileños alquilar su piso por días a los turistas

Grande, luminoso, recién reformado y muy céntrico. El piso está a la venta por 450.000 euros. Pero también se puede disfrutar por 140 euros. Eso sí, sólo por un día. Julián vende su piso en Malasaña, en la calle de Hernán Cortés. Pero, mientras no encuentra al comprador que pague lo que pide, ha contactado con una agencia que alquila apartamentos a turistas por días. La empresa se encarga de anunciarlo y del servicio de limpieza, y se queda el 40% de los beneficios. Así, Julián, con la ayuda de la agencia, se convierte en improvisado hotelero. Un negocio para los dos. El problema es que se ampara en un vacío legal que permite una práctica que molesta a algunos vecinos y, sobre todo, a los hoteleros, que ven competencia desleal.

La empresa que los anuncia y limpia se queda el 40% de los beneficios
El gremio de hosteleros ya ha denunciado la situación a Turismo

En Madrid hay 2.350 apartamentos turísticos registrados. Eso son 5.333 plazas de alojamiento que suelen tener una ocupación estimada en un 73%. Lo dice el INE. El problema es que la cifra real de ese tipo de alojamiento se puede multiplicar por diez si se tiene en cuenta a toda la gente que ha contactado con una agencia para alquilar su piso. Sólo tecleando en Google "Apartamentos Madrid", se puede obtener una idea de lo que representan.

Decenas de empresas aparecen en la pantalla. Para comprobar cómo funciona, este periódico contactó con una elegida al azar, Way to Stay. El trato con el propietario es el siguiente: hay que tener un piso céntrico y bien decorado (con los criterios estéticos que impone cada agencia). En este caso, Way to Stay se queda con el 25% de los ingresos por publicitar y ofrecer la tecnología web para realizar las reservas del apartamento. El cliente paga ese 25% cuando realiza la reserva. Y, a partir de aquí, es cosa del propietario, erigido ya en pequeño hotelero.

Llegados a ese punto, el cliente (el turista) ya trata directamente con los dueños del piso, que tienen que hacer el check-in cuando llegan los visitantes y ocuparse de dejar en perfectas condiciones el piso cuando lo abandonan. Entre ellos tienen un contrato privado, cuyos ingresos se declaran, o no.

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En Madrid, el gremio de hoteleros ya ha denunciado la situación a la Consejería de Turismo y piensa llegar hasta el final. "Es una competencia completamente desleal. Estamos de acuerdo con la liberalización, pero con las mismas reglas. Estamos totalmente en contra", denuncia el presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, Jesús Gatell. "En Madrid, a diferencia de en Cataluña, no hay ninguna ley, y esta práctica es completamente alegal. Nosotros tenemos que superar inspecciones de legionela, protección civil, accesibilidad..., y ellos, nada de nada", insiste Gatell.

Y tampoco suele entusiasmar esta práctica a los vecinos del inmueble convertido en minihotel. "Pues estamos todo el día viéndolos entrar y salir. No es que sean sucios, pero a veces arman escándalo. No sé por qué tenemos que convivir con ellos", dice una vecina del edificio donde Julián ha montado su hotelito.

En Madrid, el control sobre estos apartamentos depende de la Dirección General de Turismo. "Aquí no vienen los particulares. Ya vienen empresas que quieren hacer explotación de un establecimiento. Nos parece más un tema de intrusismo que afecta a la ley de arrendamiento. Eso son pisos de particulares. Vivienda tampoco tiene ninguna competencia en este tema. A día de hoy, nosotros no entramos en ese tema", explican en Turismo.La tendencia es mundial, pero en España, Barcelona ha sido la pionera. Tanto, que la Generalitat sí ha metido mano al asunto para regularlo. Ahora, cada propietario tiene la obligación de tener una licencia municipal de actividad para convertirse en minihotelero. Además, es imprescindible que todo el edificio donde se encuentre el apartamento esté dedicado a la misma actividad comercial. Básicamente, elimina de la ecuación a los pequeños propietarios y protege a las grandes empresas del sector, que estaban que se subían por las paredes. De hecho, el pasado julio, la Generalitat precintó en L'Hospitalet el primer apartamento turístico por carecer de licencia.

Otra modalidad la realizan las empresas que alquilan sus propios pisos. Por ejemplo, Easy Rent. No actúan como empresas intermediarias. Y como los pisos no están concentrados en el mismo edificio, pueden acogerse a la ley de arrendamientos por temporadas cortas. "Sí, podemos decir que se trata de un vacío legal", explica Antonio Villar, del departamento comercial de Easy Rent.

"Estancias cortas. Son apartamentos propios. Tenemos pisos en distintos distritos, concentrados fuera del mismo edificio. Eso te deja fuera de la categoría de llave o estrella. Es un vacío legal; nos acogemos a la ley de arrendamiento por temporadas cortas", aclara Antonio Villar. Si tiene un piso vacío y pocas ganas de vender, en Madrid ya puede ser hotelero.

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