600 viviendas de un pueblo de Sevilla carecen de línea eléctrica
Endesa no activa la instalación por impago del Ayuntamiento de Burguillos
Se va la luz en 50 viviendas de la Calle Murillo, en el barrio del Señorío en la localidad de Burguillos (5.000 habitantes), a 23 kilómetros de Sevilla. En cinco minutos se ha ido siete veces. Uno de los vecinos sale de su casa. Camina 300 metros hacia la parcela vallada donde están los grupos electrógenos que suministran electricidad a sus casas. Pese al riesgo que esto conlleva, los enciende. Vuelve la luz.
"Estamos hartos. Creo que nos castigan por denunciar", dice un vecino
Esta escena es habitual entre los aproximadamente 600 vecinos que viven en el Señorío de Burguillos. La relata David González, diseñador gráfico de 35 años. Es el presidente de la Asociación de Vecinos Nuevo Burguillos, un grupo que se creó hace tres meses para informar al Ayuntamiento de la localidad de las deficiencias que padece su barrio y reclamar una solución. La más urgente, el alta en la línea eléctrica.
La situación de los vecinos es de momento desesperante. Tras varias reuniones con el Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, y no recibir respuesta, han pasado a la acción. Sus casas están adornadas con carteles que rezan un mensaje claro: el Ayuntamiento no cumple sus compromisos. "Estamos muy hartos de la situación. Creo que incluso se nos castiga por denunciar los incumplimientos", exclama González.
El Ayuntamiento tiene constancia de lo que ocurre. Según un portavoz, tras la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 2003, el Ayuntamiento dio licencia de construcción a diversas promotoras en 2005. El Ayuntamiento y Sevillana Endesa acordaron la construcción de la línea de alta tensión para abastecer a los vecinos de los nuevos barrios. Se pactó el primer pago de 200.000 euros, el 50% del total del coste de la obra. Endesa, al acabar la infraestructura, informó de que la obra había ascendido a 600.000 euros. Hasta que no se produzca el pago, la línea, que ya está construida, no entrará en funcionamiento. El Ayuntamiento se encuentra en negociaciones para hacer frente al pago. Los afectados, los vecinos, siguen sufriendo cortes constantes de luz por las repentinas subidas y bajadas de la potencia de los grupos electrógenos.
"Me vine de Sevilla para vivir en una casa, en una zona tranquila, y me encuentro con esto", afirma Roberto Roldán, de 59 años y uno de los primeros en habitar una de las 600 viviendas de nueva construcción del Señorío de Burguillos y el Rubial, dos de las zonas afectadas. Las casas adosadas, de unos 120 metros cuadrados, están en medio de la nada. El panorama es desolador. Baches en el arcén, boquetes, alcantarillas mal selladas o repletas de tierra. Y lo más peligroso: los cables. Varias casas tienen por fuera los cables de la instalación eléctrica, con los cuadros de mando abiertos. "Hay momentos en los que te arrepientes de haber venido. Pero ya es una lucha que te hace ir para adelante", afirma González.
Las familias se sienten estafadas, pero tienen una paciencia enorme. David González compró su casa sobre plano en 2004 y escrituró su vivienda en diciembre de 2007. Sabía que la electricidad vendría de grupos electrógenos, pero le aseguraron que se arreglaría pronto. Los meses han pasado y nadie le da una solución a él y ni al resto de vecinos afectados. No saben cuándo van a poder vivir con total normalidad.
Muchos electrodomésticos se han roto. Más de una vez, los vecinos no han podido cocinar y se han quedado sin encender sus aparatos de aire condicionado. Pero también tienen otros problemas, por ejemplo, el gasto en agua mineral. El agua que les llega a su urbanización proviene de un acuífero subterráneo que funciona con bombas eléctricas. Si hay cortes, no hay agua. Sin solución a corto plazo, se reúnen para contarse sus problemas domésticos. "Esto ha servido, por lo menos, para conocernos y hacernos amigos", concluye Ramón Micó, de 24 años, el más joven de los propietarios afectados.
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