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Un lugar donde no ha llegado la crisis

La tienda de decoración atendía ayer a sus clientes como un día cualquiera

Un día después de aparecer en los periódicos relacionada con un presunto caso de licencias irregulares, la tienda Becara, situada en el número 18 de la calle de Juan Bravo, proseguía ayer su actividad como si nada.

Y, como si nada, significa que en la entrada y en doble fila estaban aparcados vehículos de lujo de las primeras marcas. Dentro de la tienda, los precios recordaban que a los clientes habituales no les ha afectado la crisis. Por ejemplo, un pez payaso de porcelana costaba 115 euros; una fuente de plomo, 8.600. También había copas, ánforas, sofás, camas, lámparas... El negocio de Begoña Zunzunegui y sus hijos se anuncia en su página web como una empresa dedicada al diseño, fabricación y distribución de muebles, artículos de decoración, textiles para el hogar, antigüedades y regalo. La tienda ocupa la planta baja y la primera del edificio.

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Una clienta habitual, que anteriormente fue empleada de Becara, dijo ayer que "es la única tienda de este tipo en Madrid. Es especial, la que tiene más clase, más categoría". También comentó que sirven muchos pedidos al resto de Europa. Comprando en ella, "se puede decorar tu casa, la del campo... ". La mujer considera "imposible" que haya irregularidades.

Jorge Trías, ex diputado del PP, portavoz de la empresa de la tienda y yerno de Begoña Zunzunegui, aseguró ayer por teléfono que todas las licencias de la tienda están en regla y que no sabe cómo se ha implicado al concejal popular responsable del distrito de Salamanca, Íñigo Henríquez de Luna, con el comercio. "Sólo le he visto dos o tres veces en mi vida. No entiendo de dónde procede la imputación", afirmó. Según los demandantes, en reuniones vecinales, Trías "se jactó de su amistad con Íñigo Henríquez".

En Becara trabajan unas treinta personas, la mayoría mujeres. Los empleados no contestaron a las preguntas de EL PAÍS. "No queremos hablar, ni que se hable de nosotros, porque no queremos darle importancia", dijo la encargada.

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Mientras, en el mostrador, varias dependientas cobraban a los clientes. El ambiente era el típico de las tiendas del barrio de Salamanca. "Que Becara esté situada aquí da valor al edificio", asegura Trías. "Es un buen negocio. En un momento de crisis como el actual, estamos vendiendo más que el año pasado", añade.

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