Preparando el otoño
"La vuelta del verano pondrá a prueba la capacidad de este Gobierno para gobernar". La opinión de un destacado dirigente del Partido Socialista es compartida por muchos de sus colegas, implicados tanto en la gestión del partido como en la vida parlamentaria y en la propia administración del Estado. Septiembre, con su habitual bajada de consumo y el arranque de la temporada de despidos estacionales, en este caso terriblemente acentuados por los efectos de la crisis económica, prácticamente recesión, marcará el inicio de una temporada muy difícil. Gobierno, portavoces parlamentarios y responsables del PSOE y del PSC se verán metidos hasta el cuello, además, en varias negociaciones muy complicadas y simultáneas: los Presupuestos Generales del Estado, para cuya aprobación no tiene mayoría suficiente, y la financiación autonómica y local, entre otras. Todo ello acompañado por inquietantes nubarrones en la situación en el País Vasco, donde se sabrá ya cuál es la decisión del lehendakari Juan José Ibarretxe respecto a la celebración del referéndum soberanista y cuál es la estrategia final que adopta el Partido Nacionalista Vasco al respecto.
El PSOE y el Gobierno encaran una vuelta del verano en la que se pondrá a prueba toda su capacidad para gobernar
La mejor noticia, salvo que se supere la crisis económica, sería la convocatoria muy rápida de las elecciones vascas
La mejor de las noticias para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el País Vasco sería la convocatoria anticipada, y muy rápida, de elecciones autonómicas. El proceso electoral en Euskadi atrae la atención de todo el país y devuelve un gran protagonismo a los socialistas, únicos capaces de dar la batalla al PNV y de intentar evitar la formación de un nuevo tripartito o cuatripartito nacionalista (PNV, Aralar, Esker Batua-IU y Eusko Alkartasuna).
La decisión de convocar elecciones está exclusivamente en manos del lehendakari, y parece claro que Ibarretxe preferiría alargar al máximo todo este proceso, a fin de no celebrar los comicios hasta la próxima primavera. De hecho, llama bastante la atención el retraso que experimenta la publicación oficial de la ley aprobada por el Parlamento Vasco para la celebración de la "consulta". En teoría, una vez que se publique, el Gobierno de la nación presentará el recurso ante el Tribunal Constitucional, que decretará la suspensión de la ley autonómica y se tomará un plazo máximo de cinco meses para dictar sentencia definitiva.
Nada exige, sin embargo, que ese plazo se agote. El tribunal puede dictar sentencia muy rápidamente, lo que acortaría los plazos de Ibarretxe y le obligaría a tomar una decisión prácticamente a la vuelta del verano: o saltarse a la torera la orden del tribunal, o, lo que sería más lógico, disolver el Parlamento, convocar elecciones y conceder un cierto carácter plebiscitario al resultado de las urnas.
No parecen existir grandes dudas sobre el carácter unánime que tendrá la sentencia del Alto Tribunal, con un criterio contrario a la celebración de la consulta compartido tanto por el llamado sector conservador como por el progresista. Algo parecido a lo ocurrido en el dictamen previo encargado por el Gobierno al Consejo de Estado, documento que se elaboró con extraordinaria rapidez y que no tuvo fisuras ni matices en su análisis. El Tribunal Constitucional tendría, además, ocasión de despedirse, antes de su necesaria e inminente renovación, con una sentencia indiscutida e indiscutible, después de tanto enfrentamiento interno y tanto desgaste sufrido en su imagen pública.
Las elecciones son la única salida razonable a la situación actual, y cuanto antes se celebren, mejor para este país, insisten una y otra vez en el PSE. La tradicional opacidad del PNV, uno de los partidos más insondables de España, hace que los socialistas no tengan una idea clara sobre las decisiones y calendarios que piensa adoptar el partido nacionalista. De hecho, la decisión de aprobar una partida presupuestaria de cinco millones de euros para la celebración de la consulta, antes incluso de publicar la ley autonómica que la autoriza, les cogió completamente desprevenidos. Algunos intuyen que el PNV está preparando alguna sorpresa más, pero, al margen de posibles manifestaciones, más o menos numerosas, o posibles recogidas de firmas, no vislumbran de qué se pueda tratar.
Con el escenario vasco revuelto y opaco, y con la progresiva convicción de que la crisis se va a convertir en una recesión clásica, con niveles negativos de crecimiento durante un periodo de tiempo todavía no bien evaluado, no es de extrañar que los dirigentes socialistas se estén preparando para un otoño especialmente caliente. "En esas circunstancias es cuando demostraremos realmente la capacidad y el carácter que tiene y ha tenido siempre el grupo nacido en torno a Rodríguez Zapatero", asegura, confiado, uno de sus integrantes.
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