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Reportaje:

Pequeñas historias de una gran obra

Un libro recupera aspectos desconocidos del expediente de los pantanos del Zadorra y vivencias de los expropiados hace cincuenta años

Txus Bilbao vive en Ullíbarri-Gamboa (Álava), junto al pantano que obligó a su abuelo a abandonar el hogar familiar con el agua por las rodillas. Ahora, 50 años después, esta historiadora e ingeniera, que regenta el asador Matxete de Vitoria mientras sigue estudiando Antropología y Ciencias Políticas, ha recuperado la historia de este embalse que dejó sin casas y sin propiedades a 1.700 personas, incluida su familia materna. Esa obra de ingeniería que permite almacenar 192 hectómetros cúbicos de agua provocó la desaparición del municipio de Gamboa a cambio de abastecer de agua al 90% de la población de Vizcaya y Álava y generar energía eléctrica.

Precisamente, éste era el objetivo que impulsó al ingeniero bilbaino Manuel Uribe-Echevarria a solicitar, en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, la concesión del desvío de las aguas del Zadorra de la vertiente Mediterránea a la Cantábrica. Tal y como descubre Txus Bilbao, el "visionario y preciso" Uribe-Echevarría, entendió las necesidades energéticas del Gran Bilbao antes que nadie y certificó la capacidad orográfica del valle de Gamboa, receptor de las aguas de las sierras de Leniz, Elgea o Aizkorri. Su ubicación mesetaria, aunque cercana a Vizcaya, facilitaba además la creación de un salto artificial de 500 metros que permitiera generar energía hidroeléctrica.

Los embalses dejaron sin casas y sin propiedades a 1.700 personas

"Con el tiempo, me he reconciliado con Uribe-Echevarría, es cierto; porque siempre había mostrado un rechazo profundo al pantano, heredado de mi familia y de los vecinos de la zona", reconoce la historiadora alavesa. El estudio del expediente presenta un perfil del ingeniero más filántropo que codicioso, que combina el interés personal después de una investigación detallada de las necesidades del Gran Bilbao con la búsqueda de la mejor solución para conseguir esa energía eléctrica.

La tramitación de la solicitud de Uribe-Echevarría se cierra diez años después, en 1934. Sin embargo, llega la Guerra Civil, cambian por completo las circunstancias políticas y el proyecto sufre un nuevo aplazamiento. Al final, el ingeniero vizcaíno vende en 1944 sus derechos a Altos Hornos de Vizcaya, empresas que finalmente resulta la principal beneficiaria de la idea original.

En su libro, trufado de fotografías inéditas de la zona antes, durante y después de las obras, Txus Bilbao desvela el verdadero objetivo de esta obra de ingeniería que comenzó a ejecutarse en 1947 y finalizó en 1958, el aprovechamiento hidroeléctrico. "La función de gran embalse para garantizar el consumo de agua del Gran Bilbao y Vitoria llegó después", precisa. Su propia estructura lo confirma, con dos galerías reforzadas: una que va del embalse de Gamboa al de Leguatiano, y otra desde este pantano a la central hidroléctrica de Undurraga, en Zeanuri, de cinco y nueve kilómetros respectivamente.

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Mientras tanto, ¿qué ocurría con los vecinos? "Las autoridades tuvieron el talento de convertir a los expropiados en asistentes, sin réplica", recuerda. No hubo protestas, sólo lágrimas y una profunda nostalgia por el patrimonio, el paisaje y los recuerdos perdidos. Los residentes en el valle de Gamboa prepararon el equipaje y se marcharon a Vitoria o las localidades fabriles del Alto Deba. Pasaron de agricultores a obreros en beneficio del interés general, siguiendo órdenes del gobernador civil correspondiente.

El libro, titulado A cincuenta años está editado por la Agencia Vasca del Agua, Amvisa y el Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia.

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