Rigor monetario
Trichet sube los tipos a pesar del riesgo de recesión, pero sugiere flexibilidad en el futuro
Como era de esperar, el BCE ha decidido elevar el tipo de interés de referencia en un cuarto de punto, hasta el 4,25%, tal como casi anunció su presidente hace varias semanas. Sin embargo, al mismo tiempo, los mercados agradecieron la por el momento escasa disposición del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, a decidir más encarecimientos del dinero a corto plazo. Trichet parece ser consciente de las dificultades que produciría una senda permanente de subidas de tipos y parece haberse decantado por gestos más moderados.
La subida de ayer suscita dudas razonables sobre su conveniencia. Las economías europeas viven circunstancias excepcionales que aconsejaban una cierta flexibilidad interpretativa del mandato institucional del BCE contra la inflación. La inflación inusualmente elevada que hoy define la eurozona (el IPC medio es del 3,7% en mayo) no está causada por tensiones en la demanda de los países de la UEM, sino por la elevación de los precios internacionales de las materias primas, en particular del petróleo. Además, las condiciones medias de financiación en la eurozona ya se han endurecido sin necesidad de que el BCE moviera el tipo repo. El Euríbor está en máximos históricos, en gran medida como consecuencia de la persistencia de la prima de riesgo asociada a la crisis crediticia global; los bancos racionan sus créditos y en todo caso encarecen los diferenciales sobre el Euríbor correspondiente; por último, el tipo de cambio del euro sigue en niveles máximos de apreciación, dificultando las exportaciones de la eurozona.
Además, las economías del euro están en una senda de desaceleración, con la confianza de los agentes en declive y con subidas perceptibles en las tasas de desempleo. Es más probable una recesión que un recrudecimiento inflacionista causado por revisiones salariales al alza. En todo caso, no dejará de aparecer porque se endurezca la política monetaria.
El BCE se mueve en una senda de actuación muy estrecha. Debe tener en cuenta que el bienestar de los ciudadanos depende de consideraciones económicas más complejas que la mera aplicación inmediata de su mandato antiinflacionista, aunque sea ésta su preocupación primordial. Por eso es necesario que deje de transmitir a los mercados el mensaje monocorde de que la única mecánica que domina es la del rigor monetario.
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