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Tribuna:OPINIÓN
Tribuna
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El diseño es el código

LOS DOS PRINCIPALES patrocinadores de la reunión de Londres, Adobe y Microsoft, que promocionan Flash y Silverlight, respectivamente, recibieron durante sus presentaciones una reacción del público bastante tibia, por no decir escéptica: Flash, una herramienta muy útil para la difusión de audio y vídeo, se usa por regla general para construir absurdos sitios de diseño, inaccesibles, poco usables y que devoran ancho de banda con pesadas intros que no sirven más que para halagar el ego de quienes los construyen.

De Silverlight se teme que sea otro patinazo de la empresa de Bill Gates en el mundo de Internet, como lo fue en su tiempo el navegador Explorer 6, cuyos defectos (incompatibilidad con las normas del consorcio W3C, renderización equivocada del código, etcétera) la comunidad lleva sufriendo desde hace años.

El perfil profesional que emerge con fuerza es híbrido: una mezcla de artista visual y tecnólogo o, como define el término anglosajón, 'arquitecto de la información'

Lo que verdaderamente interesó a los asistentes es aprender nuevas técnicas de programación y desarrollo, y empaparse de los trucos de los maestros del diseño internacional. Lo que se ha sacado en claro es que el diseño web es, principalmente, código. Un diseñador web hoy en día debe saber programar. La época de los diseñadores gráficos reciclados a Internet ha pasado.

El perfil profesional que emerge con fuerza es híbrido: una mezcla de artista visual y tecnólogo, o como define certeramente el término anglosajón, arquitecto de la información. O arquitecta, porque en una profesión hasta ahora casi exclusivamente masculina, cada vez se ven más mujeres. Este año, aunque aún en minoría, tres conferenciantes de la reunión de Londres eran mujeres (una de ellas, la diseñadora Larissa Meek, finalista de Miss América y muy conocida en Estados Unidos como polémica protagonista de un casposo reality televisivo).

Jina Bolton, una de las mujeres más influyentes en la industria, asesora del W3C y autora de libros de referencia sobre código accesible, opina que el problema es que las empresas no entienden aún para qué sirve Internet de verdad: "Es todavía un medio nuevo, y muchos lo entienden como una extensión de los tradicionales. Por eso vemos tantas web tipo folleto que no sirven para nada. Quieren parecer cool y usan Flash con muchas animaciones y efectos inútiles cuando de lo que se trata es de comunicar y de ofrecer al usuario herramientas que le sirvan. Hay que educar a los responsables de las empresas".

Paul Boag, director del congreso, abunda en lo mismo: "La culpa es de los diseñadores web. Explicamos mal en qué consisten las ventajas económicas de Internet para las empresas, y a veces no quedamos en la mera apariencia. Esto está cambiando poco a poco, debido sobre todo a una legislación cada vez más estricta sobre accesibilidad, pero también a que los sitios son cada vez más complejos y tienen más cantidad de información, que hay que organizar y ofrecer al usuario de forma sencilla y accesible". "Debería denunciarse ante los tribunales a las empresas que no cumplen la ley de accesibilidad, para que la gente se vaya concienciando. En América ya se ha hecho, pero en Europa aún no se aplica la legislación".

La ley española sobre accesibilidad, una de las más estrictas del mundo, exige a las empresas públicas y las privadas que facturen más de seis millones de euros anuales, un nivel de accesibilidad AA antes de final del presente año (cosa que a día de hoy casi ninguna cumple), so pena de multas muy severas. La ley española causa admiración y sana envidia.

"La mayoría de las empresas creen que hacer una web que funcione bien y que sea accesible es fácil, y no lo es en absoluto", sostiene Elliot Jay Stocks, uno de los diseñadores y bloggers más respetados de la industria. "Muchos diseñadores supuestamente profesionales no tienen ni idea de programar, y tampoco hay muchos sitios donde puedan aprender bien. En el Reino Unido aún no existen cursos buenos en las universidades. Hay que seguir educando a nuestros colegas".

"Cuanto más grande y complejo es un sitio, más obvios son los beneficios de usar código de acuerdo con los estándares del W3C: son más fáciles de actualizar, funcionan mejor, se pueden acceder a través de otros dispositivos como móviles y PDA, la información es más accesible, etcétera", apunta Boag. "La culpa es nuestra a veces, porque no explicamos a las empresas con un lenguaje claro cuáles son los beneficios económicos y prácticos de usar correctamente tecnologías accesibles. A veces somos demasiado técnicos".

Andy Clarke, experto en estándares y autor de varios libros de referencia sobre programación web, resume la situación: "Los clientes piensan primero en la estética, en vez de preocuparse de la funcionalidad de las webs, y los diseñadores a veces carecen de conocimientos o de capacidad de convicción para explicarles que se equivocan y por qué. En la industria de Internet hay todavía muchos que no entienden de tecnología, diseñadores gráficos a los que hay que reeducar para que empiecen a usar el medio de forma apropiada. Pero sitio hay para todos".

Miguel Ripoll, es consejero delegado de Cesser Digital (www.cesserdigital.com), y conferenciante en la reunión de Londres The Future of Web Design.POR MIGUEL RIPOLL

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