¿Ocaso del sol naciente?
La crisis internacional amenaza el mayor periodo de crecimiento vivido en Japón desde la II Guerra Mundial
La economía japonesa se enfrenta a múltiples incertidumbres: la inflación crece de forma galopante, mientras las exportaciones y el consumo interno van a la baja. Con ello, el crecimiento de este año no sería superior al 1,5%, seis décimas inferior a 2007. Todos los analistas y organismos internacionales advierten que lo peor está por llegar el próximo año, en medio de una contracción generalizada de los mercados. Si los pronósticos se cumplen, se acabaría la década gloriosa del país nipón, su periodo de expansión más largo desde la Segunda Guerra Mundial.
El último dato disponible habla de un crecimiento trimestral del 4% entre enero y marzo de este año y un 1% de alza si la comparación es con el último trimestre de 2007. Estas cifras superan las previsiones iniciales, completando el tercer trimestre consecutivo de crecimiento positivo de la segunda mayor economía del mundo. Los grandes impulsores de la economía nipona en estos momentos son el gasto de las familias, el comercio exterior y el efecto de los intercambios comerciales con China.
La desaceleración coincide con tensiones al alza en los precios
No obstante, la actual crisis internacional y el efecto del alza en los precios del petróleo y de los alimentos pueden afectar seriamente a un país tan dependiente del extranjero para abastecerse de materias primas y de suministros. Japón exporta servicios e importa combustibles y alimentos, lo que en un contexto de desaceleración mundial podría afectar seriamente sus cuentas, según diversos analistas que ven claras las posibilidades de que Japón "atraviese una fase de crecimiento levemente negativo".
Las previsiones del Banco Central de Japón indican que el país crecerá un 1,5% este año, seis décimas menos que lo previsto a comienzos de año. La OCDE en su último informe ha señalado que el efecto contagio de la crisis estadounidense le costará a Japón medio punto de crecimiento este año y entre uno y uno y medio en 2009. Con ello, se comenzaría a cerrar de manera paulatina uno de los periodos de mayor bonanza económica del país desde la Segunda Guerra Mundial. Desde 2000, la media de crecimiento del país es de 1,7% anual. En 2007 fue de 2,1%.
Esta incipiente crisis está condicionada además por una fuerte alza de la inflación. Desde el comienzo de esta década Japón sufrió de una fuerte deflación que estaba condicionada por el temor de los ciudadanos a realizar grandes gastos de consumo y que lastró durante un lustro su crecimiento. Después de superar esta crisis hace un par de años y a base de sucesivas reducciones en los tipos de interés, los precios mayoristas se han elevado hasta el 4,7% interanual en mayo, su ritmo de crecimiento más elevado de los últimos 27 años.
En 2007, la inflación fue de 0,1% y en 2006 de 0,3%. Pero ahora, el Gobierno japonés y sus responsables económicos tienen las manos atadas. No tienen margen de maniobra con los tipos de interés, que se encuentran en mínimos del 0,5%. En su última reunión, el instituto emisor mantuvo las tasas en el peor escenario posible: ralentización y precios disparados. El Ejecutivo ha descartado cualquier alza en el gasto para dinamizar la economía, debido a la elevada deuda pública japonesa, que en 2007 se situó cercana al 180% del PIB. -
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