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El Gobierno seguirá comprando islas para el parque que asume el martes la Xunta

Propietarios de terrenos pendientes de adhesión a las Illas Atlánticas no quieren vender

La Xunta asumirá el martes la gestión del Parque Nacional das Illas Atlánticas, pero hace sus planes con la previsión de que la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, "va a mantener su compromiso, renovado con Touriño en su última visita a Cíes", de negociar y adquirir para el territorio protegido más hectáreas. Las de esas otras islas que encabezan la "lista de prioridades" que maneja la Consellería de Medio Ambiente para ampliar el parque: después de Cíes y Ons, llegaron Sálvora y Cortegada, y las próximas candidatas a ingresar en la nómina de islas ilustres son las Sisargas, Tambo y A Creba, un islote de 7,5 hectáreas en la Ría de Muros y Noia, con dos embarcaderos, una casona, una ermita y muchas leyendas.

"Hay gente importante que pasa aquí las vacaciones", dicen en la batería de O Grove

A Creba, para la consellería, "no tiene un gran valor medioambiental", pero quiere adquirirla para cumplir "un mandato" del Parlamento gallego. Una iniciativa del BNG que prosperó y que ahora obliga al Gobierno central a negociar con el dueño, el inmobiliario compostelano Emilio Penas Gerpe. La familia, de momento, prefiere no pronunciarse: "Cuando haya algo, se sabrá".

A estas islas y archipiélagos, el parque pretende sumar, también con la etiqueta de prioritarias, dos baterías militares del litoral. Una es la llamada Batería de Costa J4 (Cabo Silleiro, Baiona), escarpada y rocosa, abandonada hace tiempo por los soldados y excursión habitual de exploradores de fin de semana. Tiene edificios en ruinas, cañones y un pórtico de piedra bien conservado. El otro enclave que pertenece todavía al Ejército y que, según los planes del Gobierno gallego, debería formar parte del parque, es el Destacamento Puerto Cuaces (San Vicente do Grove). Un terreno de 20 hectáreas, rico en arbolado y todavía habitado por el Grupo de Artillería de la Brilat.

¿Todavía? Mientras desde la consellería se apunta que no debería haber problemas a la hora de adherir Puerto Cuaces al parque, desde la batería se asegura que no está en los planes del Ejército desprenderse del enclave.

El portavoz oficial de este grupo artillero que depende de Figueirido reconoce que el número de efectivos del destacamento "se ha ido reduciendo con el tiempo", pero insiste en que Defensa "está invirtiendo y encargando reformas siempre para hacer más confortable el lugar" para la tropa. Sin ir más lejos, continúa el mando, ahora "acaban de comprar muebles nuevos". Además, "éste es también un lugar de veraneo del Ejército. En julio y agosto, aquí hay muchos militares: jefes, gente importante, que vienen a pasar las vacaciones". En la consellería responden con una solución salomónica: "Que los terrenos se conviertan en parte del parque no quiere decir que los militares no puedan seguir usando la residencia en verano".

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Las dos baterías entrarían a formar parte del conjunto como "zonas de transición" entre el territorio insular protegido y las áreas costeras incluidas en la Red Natura. Y será el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino quien tendrá que negociar su compra ("ahora el Ejército ya no cede nada, sólo vende" se dice desde la Xunta) con Defensa. De momento, al parecer, las únicas negociaciones que han comenzado entre los departamentos de Espinosa y Chacón son las de Tambo, de 28 hectáreas, al fondo de la Ría de Pontevedra.

Respecto a las Sisargas, no todos los propietarios están dispuestos a vender ni todos han sido consultados. José María Ruiz de Bucesta y Osorio de Moscoso, (con su mujer, Luz de Mora y Aragón, hermana de la reina Fabiola, a su vera), explica por teléfono desde Madrid que a él no lo ha tanteado nadie. Las Sisargas pertenecen a este matrimonio y a otros nueve titulares, todos de la misma familia: los 10 herederos del conde de Altamira, que llevan entre sus apellidos los de Moscoso y López de Ansó.

Las Sisargas (Malpica, 60 hectáreas) son una de las propiedades más "queridas" de una familia que llegó a poseer las Torres de Mens y las de Cea, la fortaleza de Altamira en Brión o el Castelo de Vimianzo. "Sé que la Administración ya se ha puesto en contacto con alguno de los propietarios, pero conmigo no han hablado aún. La familia está en esto dividida: hay quienes quieren vender y quienes no. Al final será lo que quiera la mayoría", advierte el duque de Soma. Claro que al Gobierno siempre le quedará la vía de la expropiación, el camino que siguió para llegar a Cortegada.

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