Todoterreno con espíritu mestizo
Es la nueva visión deportiva de los 4x4 - Se inspira en los cupés y mejora la estabilidad y seguridad - Tiene sólo cuatro plazas, pero permite circular también fuera del asfalto.
Reúne la imagen poderosa de los todoterrenos, la silueta y el músculo de los cupés, suspensiones altas para salir del asfalto y la calidad mecánica de BMW. Incluye, además, una sofisticada tracción 4x4 que mejora la seguridad en carretera. Es el X6, pionero entre los grandes todoterrenos deportivos, un cóctel de fusión que combina ingredientes de varios tipos de coches para ofrecer un 4x4 diferente. Como todo lo bueno, cuesta caro (desde 63.400 euros), pero impacta por su estética y deleita al conducirlo.
Con todas las marcas lanzando modelos de todos los tamaños y categorías, incluidas las minoritarias (cabrios, todoterrenos...), ofrecer algo diferente se ha convertido en una obsesión para los centros de diseño. Y ante la avalancha de grandes todoterrenos de prestigio -Audi Q7, BMW X5, Porsche Cayenne o VW Touareg- para crecer hay que inventar algo que no tenga la competencia. Ese es el camino que explora el X6, un mestizaje entre todoterreno y cupé para seducir a parejas jóvenes y profesionales con poder adquisitivo.
El nuevo BMW tiene armas para triunfar, aunque el precio le convierte en un objeto de deseo inalcanzable para la mayoría. Se basa en el X5 -el 4x4 grande de la marca- con quién comparte mecánica. Pero se viste con un traje más liviano que rejuvenece su aspecto. El frontal es casi idéntico, con la parrilla de la marca y un parachoques alto que impone. Pero tiene un perfil más estilizado. Incluye un techo que cae desde las plazas traseras para fundirse con un portón muy tumbado y crear una silueta de cupé como seña de identidad. El resultado es un coche imponente y musculoso que reinterpreta la línea de los todoterrenos en un formato mestizo, joven y deportivo.
Este diseño más estilizado penaliza el sentido práctico como coche familiar, aunque no en exceso. La principal limitación es la configuración 2+2 plazas, pero mantiene las cuatro puertas para facilitar el acceso, y la altura de la zaga permite habilitar un maletero enorme dc 570 litros (1.470 si se abaten los respaldos).
Sólo dos plazas atrás
Las plazas delanteras son amplias e incluyen unos asientos cómodos que sujetan bien, pero como en todos los BMW, apenas hay donde dejar nada. Las traseras están separadas en el centro por una repisa fija con posavasos y guantera y, aunque a primera vista el techo limita la altura, tiene una banqueta elevada que permite sentarse en una postura muy cómoda. Puede alojar personas de 1,90 metros sin tocar arriba. Comparte el salpicadero del X5, con una pantalla en color y un mando giratorio para manejar los accesorios (música, climatización). Mantiene la calidad de acabado de la marca, que crea un ambiente elegante y cuidado, aunque casi clónico en todos los BMW. Por lo demás, está bien aislado, pero las suspensiones son secas en los baches y penalizan el confort en los viajes. Tiene unos recursos muy limitados en el campo que no permiten apartarse de los caminos de tierra.
El X6 se vende en cuatro versiones: 35i y 50i, de 306 y 407 CV en gasolina (63.600 y 83.300 euros), y 30d y 35d, de 235 y 286 CV en turbodiésel (63.400 y 66.400 euros). Todos con cambio automático secuencial de seis marchas. Los precios son excesivos, pero al menos incluyen un completo equipo de serie: seis airbags, tracción 4x4, ESP, climatizador, radio-CD con MP3 y sofisticaciones como cámara de ayuda para aparcar.
Más caro, pero muy equipado
No hay todoterrenos deportivos como el X6, pero el nuevo BMW compite con los grandes 4x4 de las marcas de prestigio. La primera alternativa es el X5, más práctico y familiar: tiene cinco o siete plazas (opcionales) y cuesta entre 3.500 y 4.500 euros menos a igualdad de motor. El X6 incluye un equipo de serie superior, con detalles opcionales de su hermano, como sensores delanteros y traseros de aparcamiento o cámara de ayuda para estacionar, que compensan su mala visibilidad trasera. Y ofrece también un comportamiento dinámico más ágil incluso que el del Cayenne.
En cambio, es más caro que las versiones equivalentes de sus rivales, empezando por el Porsche, que cuesta 5.000 euros menos con reductora. La diferencia con el Audi Q7 sube a 8.400 euros, y éste suma dos airbags más (8) y siete plazas.
Sólo el Range Rover Sport sale 3.500 euros más caro, e incluye asientos delanteros eléctricos y reductora, que le sitúa por delante en el campo. Pero tiene unas prestaciones inferiores en asfalto.
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