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AL VOLANTE
Columna
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Agilidad sorprendente

El X6 impacta por fuera, pero impresiona más al conducirlo. A pesar de su aspecto imponente y su elevado peso -casi 2.200 kilos-, no muestra las reacciones lentas y pesadas de otros 4x4 grandes, y sorprende con una agilidad y eficacia a la altura de un buen turismo. El tacto y precisión de los mandos, la facilidad con que se maneja y la sensación de seguridad que transmite completan sus virtudes. Y sólo una visibilidad trasera muy limitada y una suspensión seca en asfalto empañan un conjunto muy logrado.

La nueva tracción 4x4 inteligente es la clave del X6. En condiciones normales (piso seco), distribuye el 40% de la potencia al eje delantero y el 60% al trasero, pero estrena un sofisticado diferencial activo (DPC) que la reparte, a su vez, entre las dos ruedas de atrás para mejorar la estabilidad. Funciona coordinado con el ABS y el control de estabilidad, tanto al acelerar como al frenar. Y lo mejor es que se anticipa a las reacciones del coche y las compensa. Así, si detecta que se va a deslizar por delante en una curva, reduce el empuje de las ruedas anteriores y acelera más la trasera exterior para corregirlo. El conductor sólo nota que obedece fielmente como si el eje de atrás tuviera también dirección. Además, el coche redondea por sí sólo la trazada sin apenas balancear con una facilidad y agilidad sorprendentes para su tamaño.

Más información
Todoterreno con espíritu mestizo

Esta estabilidad impecable sitúa al X6 como el todoterreno más estable y deportivo. Pero el potente motor 3.0 diésel (286 CV), con cambio automático de seis marchas accionable en el volante y unos frenos a toda prueba, culminan una calidad de conducción exquisita. Los consumos, muy contenidos para lo que pesa, ponen la guinda: nueve litros a ritmos suaves y 12 en ciudad.

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