Un cartel ideal para el espectador nómada
Su seguro servidor, Orson Welles
Richard France / Esteve Rimbau
Antes que genio del cine y de la radio, Welles fue un director escénico genial. Dice Richard France, autor de The Theatre of Orson Welles, que sus tres obras maestras, una por cada uno de los medios que cultivó, son Julio César, La guerra de los mundos y Ciudadano Kane, a las que suma Campanadas a medianoche, puro teatro en pantalla grande. "Si me hicieran sitio en el cielo, entraría con esta película", dijo el cineasta. En Su seguro servidor, Orson Welles, el protagonista aparece prestando su voz a anuncios de comida para perros, mientras pasa revista a su vida y sueña con una llamada de Steven Spielberg que le permita acabar de filmar Don Quijote. José María Pou se pone en su pellejo, bajo la dirección de Esteve Rimbau, autor de tres libros sobre Welles, pero debutante en este oficio: France le llamó y le lio.
Barcelona. Teatro Romea, hasta el 27 de julio
L'apocalisse rimandata
Dario Fo
"Al petróleo le quedan cuatro días. Una mañana nos levantaremos sin luz, calefacción ni transportes, pero no será el fin de la humanidad, sino un renacimiento jubiloso para hombres, animales y plantas", dice Dario Fo en este one-man-show, basado en su libro de ficción anticipativa L'apocalisse rimandata, recién aparecido en Italia. Mezclando desparpajo y mala leche endulzada con humor, el premio Nobel de Literatura pasa revista a los grandes problemas medioambientales, critica la inacción política y augura un futuro donde los pueblos primitivos se desenvolverán mucho mejor que los occidentales. "El mundo será de quienes sepan vivir con menos", opina. Hay que verle, con sus 84 años cumplidos, desdoblándose en mil papeles, a la manera en que lo hacía en Misterio buffo.
Expo de Zaragoza, 10 de agosto. Estreno absoluto.
Seuls
Wajdi Mouawad
El autor y director libanés, residente en Quebec, ha provocado un tsunami en la plácida temporada teatral madrileña. Su Incendies, cada noche una catarsis, corrió de boca en boca: pronto volverá. Para entonces, reunirá en una función de once horas su trilogía Littoral, Incendies y Forêts, una Orestíada contemporánea. En la edición de este año protagoniza y dirige Seuls, autorretrato fantástico donde se presenta bajo la piel de Harwan, estudiante que ultima una tesis sobre Robert Lepage mientras caen toneladas de nieve en torno a su apartamento de Montreal. En medio de la noche, solo, transportado mediante una dislocación del tiempo al Museo del Hermitage, Harwan arrastra al público a un viaje interior alucinante. Teatro de palabra, que deriva en acción pura.
Festival de Aviñón (Francia), del 19 al 25 de julio.
Dido y Eneas
Henry Purcell / Sasha Waltz
Esta ópera, concebida para ser bailada, vuelve a la danza. La coreógrafa berlinesa Sasha Waltz ha hecho con ella una operación cuyos antecedentes inmediatos son la Ifigenia en Táuride danzada de Pina Bausch y la Clementina del llorado Simón Suárez, cada uno de cuyos personajes era doblado por un actor y un cantante. En el prólogo de Dido y Eneas, que se desarrolla en el mar, camino de Cartago, los bailarines nadan en un tanque traslúcido lleno de agua. Son plancton en el paraíso perdido. Tras el naufragio, se desnudan, se secan y forman tándem con un cantante. Una de éstos, hace doblete: juega alternativamente el papel de Dido y el de la Hechicera. A la partitura original, Waltz y compañía han añadido un puñado de danzas, también de Purcell, para redondear la duración del espectáculo.
Barcelona. TNC, del 11 al 13 de julio.
Duke Ellington
Ballet Roland Petit
De acuerdo: este verano hay espectáculos de danza más en la onda que éste, pero difícilmente veremos otro animal escénico con la potencia y la flexibilidad infinita de Lucía Lacarra, guipuzcoana de Zumaia que un día se presentó a unas pruebas para el Ballet de Marsella y acabó llenando el vacío dejado por la inmarcesible Zizi Jeanmarie. Garza y colibrí, quebradiza y rotunda, ingrávida y con unas extensiones prodigiosas, la estrella del Ballet de la Ópera de Múnich es de esos raros artistas que pasan batería con sólo mover un músculo. Además del Duke Ellington Ballet, que interpreta en La Granja, Las Palmas, San Sebastián, Pamplona, Peralada, Mallorca, Madrid y Santander, Lacarra baila galas en Zaragoza, Sant Feliu de Guixols (estrena paso a cuatro con Antonio Márquez) y Valencia, ésta en homenaje a Roland Petit.
El cuerdo loco
Lope de Vega / Carlos Aladro
Shakespeare y Lope debieron de compartir musa. Ambos teatralizaron la historia de Romeo y Julieta, partiendo del original bandelliano, pero las coincidencias no acaban ahí. Les resumo el asunto de El cuerdo loco, obra escrita poco antes que Hamlet, para que juzguen por sí mismos: Antonio, su protagonista, príncipe de Albania, se finge loco tras heredar el trono, a la muerte del rey Filipo, porque su madre y un duque amante suyo pretenden envenenarle y hacerse con el poder. ¿Más semejanzas? Lucinda, enamorada de Antonio, se suicida, y su hermano Próspero se alía con el enemigo para vengarse. "Al público debía de sonarle de algo esta historia, porque en España reinaba Felipe II, su esposa era francesa, como la de Filipo, y su hijo don Carlos tenía fama de alunado", dice Carlos Aladro, director de la función.
Festivales de Almagro (día 30) y Olmedo (24 de julio).
Loft y Traces
Les 7 Doigts de la Main (Seven Fingers)
El nombre de esta compañía de circo íntimo (en castellano Los Siete Dedos de la Mano), alude a que sus siete fundadores trabajan con la sincronía de un prestidigitador. En Loft, su primer espectáculo, reciben al público en su apartamento, en ropa interior y le muestran lo divertido que es hacer malabares con los cuchillos de la cocina, acrobacias sobre el mantel de la mesa y contorsionismo en el plato de la ducha. En Traces, cinco chavales ejecutan números endiablados con tablas de skateboard y balones de baloncesto. Un DJ pone música en Loft y un piano en Traces. Los artífices de este circo modelado a escala humana se conocieron en la escuela de Montreal, y han hecho una carrera impresionante en Cirque du Soleil, Éloize, Knie y otras troupes de envergadura.
Actúan en Barcelona (hasta mañana en El Mercat) y en Sagunt a Escena (11 y 12 de julio).
La piel del agua
Teatro en el Aire
Imagíneselo. Entra usted en una haima como Petra por su casa, se quita la ropa y deja que alguna de sus jóvenes habitantes lo lave y le perfume con aceites. Otra le dará un buen masaje en la espalda. Una tercera, le tomará de la mano y le hablará de tú a tú... Todo esto, si usted es mujer. Los hombres tenemos vedado el acceso a La piel del agua, ritual festivo dirigido por Lidia Rodríguez y Ana Ramos e interpretado por la sección femenina de la compañía madrileña Teatro en el Aire. Como el público va avisado y con ganas de tomar la iniciativa, en cada función sucede algo imprevisto: las actrices están dejando sitio para eso. El resultado, catártico, ha desbordado la idea de partida: recrear el ambiente íntimo, placentero y absolutamente desinhibido de un hamman.
Mostra de Ribadavia, del 23 al 25 de julio.
Twelfth Nigth
Shakespeare / Declan Donnellan
En los escenarios isabelinos las mujeres brillaban por su ausencia. Basta ver los nombres de las compañías londinenses: Leicester's Men, Boys of St Paul's, King's Men Comediantes jóvenes y atractivos desempeñaban los papeles femeninos: por eso escasean en las obras de Shakespeare. En Twelfth Night (Noche de Reyes), el Bardo le saca todo el jugo a ese equívoco. Viola, su bellísima protagonista, se hace pasar por su hermano gemelo. Encarnada por un actor, como sucede en este montaje de Declan Donnellan, resulta la ambigüedad elevada al cubo. El director británico dirige a una compañía masculina rusa, tal y como sucedía en aquel Cómo gustéis legendario con el que se metió al público español en el bolsillo quince años ha. Además, vuelve a poner música y canciones donde las había originalmente. Visita Madrid, Almagro, San Sebastián
A desappearing number
Simon McBurney y Théâtre de Complicité
Simon McBurney nos conmovió hace seis años con Mnemonic, montaje donde, a partir de un descubrimiento paleontológico, hablaba de la condición humana, de la ternura y de la guerra, con la hondura de los clásicos. En A desappearing number vuelve a hacer malabarismos con el tiempo, el espacio y las emociones para contar dos historias entrecruzadas. La de Ruth, profesora británica que va a la India tras las huellas del prodigioso matemático autodidacta Srinivasa Ramanujan, y la de éste, que viaja cien años antes en sentido contrario para darse de bruces con la muerte. Théâtre de Complicité habla con pasión del ansia de conocimiento, de la belleza del álgebra y de la simetría secreta de los acontecimientos, en homenaje a la malograda Katrin Cartlidge, estrella de Mnemonic, viva en el corazón de McBurney.
Barcelona. Teatre Lliure, del 17 al 20 de julio.
Edipo rey
Sófocles / Jorge Lavelli
A las vanguardias rusas les debemos el descubrimiento de que la tragedia griega funciona mejor cuando se representa a la manera del teatro oriental, es decir, dando el mismo relieve a la palabra, la música y el movimiento. Jorge Lavelli está dirigiendo Edipo rey de ese modo: con una partitura de Zygmunt Krauze, un coro de treinta intérpretes, para abarcar el escenario inmenso del Teatro Romano de Mérida, y una versión del texto percutida y violenta, escrita a medias con José Ramón Fernández. Un espectáculo que vibrará en la misma longitud de onda que La hija del aire, la versión calderoniana del mito de Semíramis que Lavelli montó con estética expresionista. Ernesto Alterio interpreta a Edipo, Carme Elías a Yocasta, Paco Olmo a Creonte y Juan Luis Galiardo (en la foto) a Tiresias, el oráculo ciego.
Festival de Mérida, del 14 al 24 de agosto.
Andrómaca
Shakespeare / Eurípides / Racine
El sitio de Troya, el infortunio de las mujeres de los vencidos, la maldición que abate a los vencedores y el coraje de la viuda de Héctor son el asunto de cuatro obras maestras: Troilo y Crésida, de Shakespeare, Las Troyanas y Andrómaca, de Eurípides, y la pieza homónima de Racine, dirigidas respectivamente por Declan Donnellan, Mario Gas, Jean-Christophe Saïs y Donnellan, que hace doblete. Lástima que ningún festival las haya programado juntas. Para ver la saga entera, habrá que seguirle la pista por Almagro, Mérida, Barcelona y Madrid. En la Andrómaca francosiria dirigida por Saïs (en la foto), cada actor usa su lengua materna: los intérpretes de los personajes griegos, el francés, y los de los troyanos, el árabe. Aparte de las de Gas, hoy en Mérida, hay en el mismo festival otras Troyanas, dirigidas por Annalisa Bianco y Virginio Liberti (27 de agosto).
Inferno / Purgatorio / Paradiso
Dante / Romeo Castellucci
Si pudiera hacer entrar al espectador en el lienzo, Romeo Castellucci se dedicaría a la pintura. Socíetas Raffaello Sanzio, su compañía, es una fábrica de imágenes oníricas. En Inferno coloca a sus actores desnudos, untados de arriba abajo en un líquido oleoso argénteo. Son una alegoría del desamparo. En Paradiso, hace caminar a solas al visitante por el interior de una iglesia, ora envuelto en una luz hiriente, ora en la oscuridad más absoluta. Y su Purgatorio es la pura rutina cotidiana: un baño de hiperrealismo. El artista asociado de Aviñón 2008 presenta cada pieza del tríptico en un lugar diferente: el palacio papal, la iglesia de los Celestinos y el parque de Exposiciones de Chateaublanc. Además, en la inmensa cour d'honneur, un elenco encabezado por Valèrie Dréville leerá doce cantos de la Divina Comedia.
Festival de Aviñón (Francia), del 5 al 26 de julio.
Secret
Johann Le Guillerm
Johann Le Guillerm, eje del Cirque Ici, es un hombre orquesta: inventor, escultor, equilibrista, acróbata y poeta, interpreta en sus espectáculos en solitario todos los números del circo tradicional, pero dándoles la vuelta como a un guante. Hace que parezcan completamente nuevos. Algunos lo son. En el de doma, por ejemplo, no se planta ante las fieras, sino frente a máquinas sin motor tan inútiles como hermosas, construidas por él mismo, que deambulan por la pista con vida propia, acompasadas por un grupo de músicos. En Secret, función con la que ha dado la vuelta al mundo, Le Guillerm hace de la física recreativa circo de arte y ensayo. Estrenada en Aviñón en 2004, regresa del 6 al 26 de julio. Un día antes, el festival inaugura Monstration & La Motte, exposición-instalación de sus increíbles máquinas objeto.
Las manos blancas no ofencen
Calderón / Eduardo Vasco
Lisarda se traviste con la ropa de César para acercarse al desdeñoso Federico. César se disfraza de Celia para cortejar a Serafina, que se queda prendada de su nueva "amiga". Y, para liarlo más, cuando todos ellos se ponen a representar una comedia dentro de la comedia, a César, vestido de Celia, le toca hacer un papel masculino. Las manos blancas no ofenden es una obra audaz escrita por Calderón joven para el público de palacio, que debía de gozar de lo lindo con estas ambigüedades sexuales, llevadas al límite de lo que la época permitía. Una de las mejores labores de la Compañía Nacional de Teatro Clásico es, precisamente, el reflote de los pecios insignia de nuestro patrimonio áureo sumergido, con repartos de calidad. Éste está encabezado por Pepa Pedroche, Miguel Cubero, Joaquín Notario y Montse Díez.
Funciones en Almagro, Olmedo y Olite.
Los siete pecados capitales
Weill y Brecht / Frederic Amat
George Balanchine y Kurt Weill recibieron el encargo, muy bien pagado, de hacer un ballet para Tilly Losch, hija ilegítima de Eduardo VII de Inglaterra. Pero Bertolt Brecht, autor del argumento, se propuso añadirle canciones. El papel de Anna, la protagonista, quedó dividido entre la bailarina austriaca y la cantante Lotte Lenya, pareja de Weill, de modo que hay dos Annas en escena. La primera, espontánea y sensual; calculadora y fría, la segunda. Son el ello y el superyo: la pulsión inocente y las tablas de la ley. En la puesta en escena que Frederic Amat y el coreógrafo Jordi Cortés presentan en el Festival de la Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guixols (12 de agosto), Catherine Allard encarna a Anna I, y Ute Lemper, a su mitad malvada. Como todo esto dura poco más de media hora, el espectáculo se completa con un recital de la Lemper.
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