La sociedad europea

En estos días parece innecesario aportar indicios que demuestren que el fútbol se ha conformado como un ineludible hecho social, situación de la que el cine español se hace continuo eco. Sin embargo, ni las exitosas El penalti más largo del mundo y Días de fútbol, ni la infinidad de historias que lo han tenido como tema central o simple excusa, han redondeado la idea que pulula sobre el fútbol como fenómeno social y cultural. Tampoco lo consigue Rivales, nuevo largo de Fernando Colomo, que, aun partiendo de ese tono leve aunque profundamente simpático que caracteriza a su autor (Bajarse al moro y El efecto mariposa, en la memoria), termina resolviendo sus relatos corales de una forma más apagada que lúcida, más manoseada que insólita. Así, la irregularidad domina en el guión de Joaquín Oristrell e Inés París. Frente al dominio de la actitud cotidiana y del lenguaje, en el choque entre las parejas de Sanz, Toledo, De Castro y Pujalte, o las representativas figuras de Alterio y Sardà, las historias con las que tienen que lidiar Puigcorbé, Millán y los dos entrenadores rozan el ridículo. Reflejo de su ramplonería costumbrista, a la película le sobran referencias a la actualidad (de Gasol a Bush; de Fernando Alonso a ¡Resines!), pero ante la taquilla igual termina venciendo la convicción de algunos intérpretes para calcar la actitud del españolito de a pie, al que pretende alcanzar como audiencia.