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Un ataque palestino sobre Israel hace tambalear la tregua con Hamás

La Yihad Islámica se atribuye el disparo de cuatro cohetes caseros desde Gaza

Que la tregua pactada entre Israel y Hamás se asienta en bases quebradizas es opinión generalizada. Cinco días han bastado para demostrarlo. La noche del lunes, milicianos palestinos dispararon un proyectil de mortero contra el sur de Israel. Y ayer, la Yihad Islámica lanzó cuatro cohetes artesanales Kassam contra la ciudad de Sderot y sus aledaños. Era la respuesta a una operación del Ejército israelí, que en la madrugada acribilló a balazos en Nablus (Cisjordania) a dos de sus milicianos. Aunque Hamás anunció que mantiene su compromiso con el alto el fuego, el movimiento islamista encara un escollo muy difícil de salvar. Su regla de oro que considera irrenunciable -nunca se enfrentará a ningún grupo palestino que persista en la violencia contra el Estado sionista- pone en serio riesgo su intención de que la tregua se mantenga en vigor.

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Es una tradición ya muy arraigada. Los partidos y organizaciones armadas palestinas se muestran incapaces de sostener un pacto por largo tiempo. También es cierto que, desde el 5 de junio, los soldados israelíes no mataban a milicianos en Cisjordania y que el Gobierno de Ehud Olmert no ignoraba que la represalia podía llegar desde Gaza. Aunque el alto el fuego pactado gracias a la mediación egipcia se limita a la franja, la Yihad Islámica ya había advertido que respondería a las continuas incursiones israelíes en Cisjordania. Los cohetes que impactaron en Sderot hirieron levemente a dos israelíes. "Obviamente, todo fuego desde Gaza supone una violación flagrante del acuerdo", declaró Mark Regev, portavoz del primer ministro Olmert. El dirigente de Hamás, Sami Abu Zuhri, dijo que su organización sigue comprometida con el alto el fuego y reclamó a las demás facciones palestinas que lo cumplieran.

Abundan los motivos que alimentan la fragilidad de la tregua. La apertura de los cruces fronterizos de Gaza, por los que se transportan al territorio todo tipo de suministro, es gradual, marcha a ritmo muy lento y queda siempre al arbitrio de las autoridades israelíes. Además, la terminal de Rafah, la vía egipcia de salida hacia el exterior para el millón y medio de habitantes de la franja, permanece sellada. Precisamente ayer, Olmert se reunió en Sharm el Sheij con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, para abordar el intercambio de prisioneros palestinos por el soldado Gilad Shalit, que justamente hoy cumple dos años de cautiverio.

Es el próximo envite. "Hemos recibido garantías egipcias de que Rafah no se abrirá hasta que el caso de Shalit no sea resuelto", aseguró un alto funcionario israelí. Un asunto muy delicado porque es harto improbable que Hamás renuncie a la excarcelación de decenas de reclusos sentenciados por su participación en ataques terroristas en Israel. No acaban aquí las dificultades. Olmert comentó que si el tráfico de armas a través de los túneles de Rafah no se detiene, considerará violado el alto el fuego y evaluará el empleo de su maquinaria militar.

Los guardaespaldas protegen al primer ministro israelí, Ehud Olmert, mientras Sarkozy (al fondo) sube al avión también escoltado por agentes.
Los guardaespaldas protegen al primer ministro israelí, Ehud Olmert, mientras Sarkozy (al fondo) sube al avión también escoltado por agentes.AP

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