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¿Está China exportando inflación?

Hasta hace poco el mundo se sorprendía de la moderación generalizada de los precios a pesar de la bonanza económica. Además de alabar a los bancos centrales por su excelente labor en mantener la estabilidad de precios también se apuntaba a China como exportadora de deflación. Detrás de este fenómeno, se encontraba la integración en el comercio mundial de una economía con una oferta de trabajo tan enorme como China lo que presionaba los salarios a la baja y, así, también el precio de sus exportaciones de manufacturas.

De repente, el fuerte aumento de la inflación a nivel mundial ha hecho revisar la idea, casi romántica, de un mundo sin inflación gracias a los guardianes de la estabilidad de precios -los bancos centrales- y a los trabajadores chinos.

Aunque el aumento de precios de las materias primas está en el origen de la vuelta del fantasma inflacionario, hay ya quien apunta a la posible importación de inflación de China como causa adicional. Este súbito cambio de papel de China en la evolución de los precios se explicaría por el recalentamiento de la economía china que llevaría a una escasez de los factores de producción y, por tanto, de los precios

Nada más lejano de la realidad, al menos hasta el momento. Los precios de las exportaciones chinas no parecen haber aumentado, aunque es cierto que quizá no tengan mucho más recorrido a la baja por el aumento del coste de los insumos, especialmente la energía. Los salarios, en cambio, a penas han aumentado, por sorprendente que parezca para una economía que lleva creciendo a más del 10% en los últimos años. El motivo básico es que la oferta de empleo sigue siendo enorme, como se deduce de la elevada diferencia entre los salarios rurales y urbanos. Es cierto que, en el caso de Estados Unidos, los precios de las importaciones desde China han aumentado sustancialmente en el último año pero el motivo hay que verlo más en la debilidad del dólar que en en el aumento de los precios de exportación de China.

Por tanto, al menos esta vez, parece que China no está detrás de una de las amenazas de la economía mundial sino todo lo contrario. Así, gracias a que China sigue exportando productos baratos a pesar del coste de sus insumos, la inflación de los países desarrollados no ha aumentado adicionalmente. El problema más bien habría que verlo por el lado de China, especialmente en un contexto de apreciación del renminbi al que tanto China se había resistido. Así, los márgenes de las empresas exportadoras han seguido reduciéndose y es difícil prever cuánto más esfuerzo podrán hacer. La opción para estas empresas, en buena parte del capital extranjero, sería la de volcarse al mercado chino donde los márgenes siguen siendo amplios aunque la entrada no es fácil por su carácter oligopolista en buen numero de sectores.

En resumen, no se puede achacar a China la vuelta de la inflación, pero habrá que tener cuidado sobre las consecuencias que dicho aumento de la inflación pueda tener sobre las empresas chinas y, a través de ellas, sobre el resto del mundo. Otro efecto de segunda ronda de la inflación hasta ahora desconocido. -

Alicia García Herrero es economista jefe de Mercados Emergentes de BBVA Hong Kong.

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