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Reportaje:Fin de semana

Dos días de 'metal' en el monte

El espectacular 'show' de Kiss cierra Kobetasonik - Los asistentes se quejan por el retraso de los autobuses

El trajín de operarios que durante días trabajó en el acondicionamiento de Kobetamendi dejó ayer paso a una marea muy superior, la de los miles de aficionados al heavy que, desde bien temprano, se dieron cita en el monte bilbaíno para disfrutar con la oferta de Kobetasonik. Si muchos grupos rechazan abrir festivales porque sus canciones sólo las escuchan normalmente 50 despistados, el trío Blacktide tuvo que estar satisfecho, pues su actuación, que arrancó a las 14.30, fue seguida por varios cientos de personas.

No todo el mundo corrió a verlos. Algunos se apostaban en las barras de hostelería o curioseaban para familiarizarse con el recinto, y unos pocos se aferraban ya a la valla frente al otro escenario. Faltaban diez horas para que empezase la actuación de Judas Priest, la principal de la primera jornada del festival, pero no entraba en sus planes perder su puesto de privilegio. "Por Judas merece la pena la espera, por supuesto. No es lo mismo verles a 50 metros que en primera fila", aseveraba Miguel, un joven de 17 años que había atravesado España, desde Valencia, para ver a sus ídolos. Y que tras casi diez horas de viaje encontró alguna pega en la zona de acampada que le esperaba. "No está mal del todo, pero hay algunas cagadas de vaca. Ya están secas, pero no han limpiado mucho", apostillaba.

El pop aflamencado llega a Sestao con la actuación de Antonio Orozco

"¡La peña acampa como las cabras!", clamaba otro joven al ver la desordenada distribución de las tiendas. César, un cuarentón bilbaíno tocado con una visera de Metalway, se quejaba en cambio por haber tenido que esperar 50 minutos en la calle Pichichi bajo un sol de justicia hasta la llegada de un autobús que le subiese a Kobetas. "Igual se han equivocado, se les ha colado un cero y en vez de 30 hay sólo 3 autobuses. Al final va a ser un error de imprenta", ironizaba.

Con todo, se consolaba pensando en la extensa sesión de música que le esperaba. "El cartel está bien, variadito, cubre un poco todas las vertientes del metal. Y yo, que soy de Judas, destacaría que Judas Priest y Kiss sólo van a tocar aquí y que podré ver uno de los últimos conciertos de Latzen", resumía.

La demora de los autocares y el estado del campamento fueron sólo los primeros desajustes de una cita rockera marcada por el calor y en el que dos jóvenes con banderas asturianas a modo de capa recordaban que al festival han llegado autobuses con aficionados desde más de 40 puntos de toda España.

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Y mientras los seguidores de Judas Priest sumaban ayer mayoría en una multitud ataviada con camisetas negras ("cuánto cucaracheo, ¿eh?", señalaba jocoso un trabajador del festival), hoy, en cambio, abundarán quienes quieran contemplar la primera actuación en Euskadi de Kiss. El conjunto estadounidense, que no pisa un escenario español desde hace 11 años, ofrecerá bien pasada la medianoche el bolo más vistoso de Kobetasonik, un derroche de maquillaje, leds, decibelios, plataformas y pirotecnia en el que el guitarrista Paul Stanley sobrevolará las cabezas del público en su recorrido aéreo desde la torre de sonido hasta el escenario.

Los fuegos de artificio serán un destacado ingrediente más y la adscripción del cuarteto al llamado shock rock quedará patente cuando el bajista Gene Simmons cumpla con la tradición y escupa sangre durante su solo de bajo. Sus fans jalearán con entusiasmo el número y esperarán que el repertorio incluya éxitos fácilmente coreables como Rock and roll all nite. De todos modos, seguro que conocen el repertorio al dedillo, ya que Kiss no edita un álbum con material inédito desde 1998.

El cartel de la muestra en su segunda y última jornada se completa con actuaciones de clásicos del heavy, como Saxon, Blind Guardian, Dio, Europe, Michael Schenker y Tesla, y de colegas tan contundentes como Brujeria, Arch Enemy, Obituary y Death Angel. Latzen será el representante del metal euskaldun.

MÚSICA Muestra en Andoain

Kobetasonik no será el único festival de rock con artistas internacionales que se celebrará este fin de semana. Quienes se acerquen a Andoain podrán disfrutar con la atractiva propuesta de Andoaingo Jaialdia, una muestra gratuita encabezada por The Trashmen, grupo estadounidense formado en los años sesenta que contribuyó notablemente a acuñar el término música surf con canciones como Surfin' bird. El programa lo completan diversos intérpretes de garage, rock negruzco y rock and roll como The Neanderthals, The Dirtbombs y Maharajas.

Los miembros originales de Testament, grupo estadounidense de thrash metal, presentarán The formation of damnation, su nuevo álbum. Y los aficionados al hardcore melódico tienen una cita con Bad Religion, una banda señera del sonido con el que se identifica a los skaters californianos. El grupo se halla promocionando New maps of hell, una 14ª entrega con la que el guitarrista y compositor Brett Gurewitz dice retomar sus "raíces como banda garage".

Antonio Orozco interpretará el pop aflamencado de Cadizflornia en Sestao, y los cantautores Jorge Drexler y Jabier Muguruza compartirán escenario durante una velada entregada a letras trabajadas y sutiles instrumentaciones. Mientras, Deus, The Ettes, El Columpio Asesino y Virüs ofrecerán junto al Guggenheim un concierto gratuito en el que convivirán pop, rock y afterpunk.

TEATRO Espectros

En la cartelera teatral destaca Valeria y los pájaros, montaje protagonizado por Esperanza Pedreño. La actriz que da vida a Cañizares en Camera Café interpreta en esta obra escrita y dirigida por José Sanchís Sinisterra a una mujer aficionada al espiritismo obsesionada por contactar con el espectro de su único amor, a quien busca entre los muertos.

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