El freno a los camiones en el límite de la región atasca las autovías
Los abastos se recobran, salvo el de pescado de altura por el amarre de la flota
Miles de conductores tuvieron que soportar kilómetros de atascos en las entradas de las principales carreteras de la región durante todo el día. La Guardia Civil montó controles de vigilancia en las vías de acceso a la capital para evitar que los camioneros colapsaran la M-40. Los vehículos que iban sin carga fueron retenidos en las vías de servicio. Los problemas se dieron desde primera hora de la mañana en las autovías de Extremadura (A-5), de Barcelona (A-2), la de Burgos (A-1) y Toledo (A-42).
Vuelve a la normalidad el volumen de frutas, hortalizas y carnes
La Guardia Civil se había desplegado durante la noche. Colocó vigilancia en la A-5, en Casarrubios del Monte (Toledo), en Azuqueca de Henares (Guadalajara, A-2) e Illescas (Toledo, A-42), municipios que lindan con el límite de Madrid, y en La Cabrera, en la A-1. Los responsables del mantenimiento de la carretera colocaron señales en la autovía de forma que los carriles quedaban reducidos a uno, lo que provocó grandes problemas de circulación en los límites de la región. Según avanzaban los vehículos, los guardias los repartían. Los turismos y furgonetas continuaban por la carretera sin problemas. Los vehículos pesados eran desviados por la vía de servicio. A unos 300 o 400 metros esperaban otros agentes donde les pedían la documentación.
"Buenos días, caballero. ¿Va usted cargado?" era la pregunta que hacían de forma reiterada a los camioneros. La simple afirmación de los conductores no les servía. Tenían que enseñar la hoja de ruta o la de carga para que pudieran continuar su camino. En caso de que fuera de vacío para cargar en Madrid o que hubieran terminado su servicio y regresaran sin material, eran desviados e inmovilizados. "Esto es una vergüenza. La semana pasada no podíamos trabajar porque había piquetes y ahora nos impiden hacer nuestras rutas por un supuesto colapso de Madrid. Es totalmente injusto", protestaba Félix Logroño, un conductor que fue retenido en Casarrubios del Monte, después de que repartiera por la provincia de Toledo toda la mercancía de pastelería y panadería que llevaba. "Les he enseñado la documentación. Les he demostrado que vivo en Velilla de San Antonio y no me dejan seguir camino. Y eso que mi camión es pequeño [6.500 kilos]. Esta semana los piquetes van vestidos de verde", añadía malhumorado. La circulación fue mejorando conforme avanzaba la mañana, pero los atascos permanecieron toda la jornada.
Al mediodía, el mercado de frutas de Mercamadrid se hallaba abierto, situación excepcional, ya que el primer día de la semana permanece siempre cerrado. "Hemos querido abrirlo para la tranquilidad de nuestros clientes", explicaba María González, portavoz de las Empresas Mayoristas de Frutas y Hortalizas. Pero la afluencia de clientela era escasa. "Los géneros han sido restablecidos desde el viernes y el sábado pasados, con normalidad", añadió.
En cuanto al pescado, "comienza a notarse el alcance del amarre de la flota", decía Alfonso Mozos, secretario de la Asociación de Empresarios Mayoristas de Pescado. "Por lo que comentan los armadores, puede durar al menos una semana, con lo cual sus efectos se dejarán sentir en Madrid durante una semana y media más, aproximadamente", señaló. "Me refiero a la pesca de altura o de media altura en el Gran Sol atlántico y el litoral africano, no la de bajura, que faena en el Cantábrico, Andalucía atlántica y Mediterráneo, pues ésta se encuentra prácticamente normalizada, a un 80% de su capacidad", añadía. "Además, nos hemos organizado para congelar y almacenar", subraya Mozos.
El volumen de carne también se recupera. "Estamos por encima del 50% y por debajo del 75% de la recepción y del almacenaje diarios", comentaba ayer Antonio Aldeamil, portavoz de este sector mayorista. "Entre el viernes y el sábado se restablecieron las redes de sacrificio (de reses)". Sin embargo, Aldeamil subrayó: "De algunas comunidades nos llegan noticias de posibles paros de servicios veterinarios, podría llegar a repercutir en Madrid".
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