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Reportaje:ECONOMÍA GLOBAL

El gran bazar mengua

La incertidumbre política ahuyenta la inversión extranjera en Turquía

Juan Carlos Sanz

La estabilidad política y el acercamiento a la Unión Europea han propiciado el periodo más prolongado de crecimiento económico de la historia de Turquía. Entre 2002 y 2007 el PIB turco creció a un ritmo sostenido del 7% anual, la galopante inflación quedó controlada por debajo del 10%, la renta per cápita se duplicó hasta superar los 9.300 dólares y las inversiones extranjeras alcanzaron el listón de los 20.000 millones de dólares al año.

La crisis económica internacional golpea ahora con fuerza a un país miembro de la OTAN, candidato a la integración en la UE y anclado en la economía occidental, con tres cuartas partes de sus relaciones comerciales orientadas hacia Europa y los países de la OCDE. Pero las turbulencias políticas internas que han sacudido su historia reciente -tres golpes de Estado y dos ultimatos militares al Gobierno desde 1960- amenazan con volver a ahuyentar a los capitales internacionales de la Bolsa de Estambul, el emergente Gran Bazar de la moderna Turquía.

La Bolsa de Estambul ha perdido un 27% de su valor en lo que va de año

La decisión del Tribunal Constitucional de anular la ley del velo, que autorizaba el uso del pañuelo islámico en las universidades turcas, cayó la semana pasada como un mazazo sobre el Gobierno islamista moderado del primer ministro Recep Tayyip Erdogan. Sobre su Partido de la Justicia y el Bienestar (AKP), que ha conducido desde 2002 el proceso de acercamiento a Europa y la recuperación económica turca, pesan los peores augurios. El Constitucional debe fallar en los próximos meses sobre una demanda de ilegalización presentada en marzo por la fiscalía de Tribunal Supremo contra el AKP, al que acusa de violar los principios laicos del Estado. El propio Erdogan y el presidente de la República y número dos del partido en el poder, Abdulá Gül, pueden ser también inhabilitados para la política.

"Cada día parecen ir peor las cosas", asegura Ergun Amasyali, analista de la Oficina Económica y Comercial de España en Estambul. "La opinión general es que el Tribunal Constitucional acabará cerrando el partido del Gobierno dentro de unos meses y sus militantes se verán obligados a crear un nuevo grupo político". Amasyali no prevé, sin embargo, un desplome tan grave como el que conmocionó a Turquía en 2001. "La economía turca es ahora más global, está más integrada en la economía internacional y el 70% de la Bolsa de Estambul está en manos de capital extranjero".

Como ha reconocido Erdogan en público, la crisis política ha puesto en el filo de la navaja a la economía turca: "En 2008 podría haber entrado una inversión global de 25.000 millones de dólares, pero ahora estamos mendigando. La inversión extranjera no superará este año los 13.000 millones de dólares". Los analistas turcos coinciden en que la crisis política está contribuyendo a disparar la volatilidad en los mercados.

El ministro de Finanzas, Kemal Unakitan, ya ha tomado medidas ante la amenaza judicial que pesa sobre su partido. "Si se genera incertidumbre y aumentan los riesgos económicos, hay que elevar los tipos de interés", argumentó antes de que subieran medio punto en mayo hasta llegar al 15,75%. La agencia de calificación Standard&Poors ya había rebajado en abril de "estable" a "negativo" el rating de Turquía.

La Bolsa de Estambul ha perdido un 27% de su valor en lo que va de año y la lira turca se ha depreciado en un 5% frente al dólar en un clima de salida masiva de capitales. En mayo, la inflación interanual ha roto la barrera psicológica de los dos dígitos para situarse en el 10,74%, impulsada por el alza de los precios de la energía y la alimentación. El índice de confianza de los consumidores se situó también en abril en su mínimo histórico.

Los problemas internos complican además las relaciones de Turquía con la UE, prácticamente estancadas a causa del contencioso sobre Chipre, un país miembro al que Ankara se niega a reconocer -Turquía ocupa militarmente el norte de la isla desde 1974- y al que ni siquiera concede permisos comerciales para su poderosa flota mercante. Los 73 millones de turcos parecen estar perdiendo interés por la integración en Europa. En las últimas encuestas sólo el 55% se manifiesta optimista sobre el proceso de adhesión, frente a un 85% de hace tres años.

"A la vista de las incertidumbres internacional y nacional, será muy difícil alcanzar en 2008 el objetivo de crecimiento del PIB fijado por el Gobierno en el 5,5%", concluye el último informe del departamento de investigación del Turkiye Is Bankasi, uno de los principales grupos bancarios del país. The Economist Intelligence Unit predice que el crecimiento de la economía turca se limitará este año al 3,2%.

La tasa de desempleo oficial ronda el 10% en Turquía, pero el propio Ministerio de Trabajo reconoce en sus estadísticas que cerca de la mitad de los trabajadores no están registrados en su sistema de seguridad social. El peso de la economía sumergida tira de los salarios a la baja, hasta una media de 430 euros mensuales. Por imposición del Fondo Monetario Internacional, que han inyectado 10.000 millones de dólares en el sistema financiero turco, el Gobierno está obligado a elevar la edad de jubilación hasta los 65 años. El gravoso sistema de seguridad social vigente que ha convertido a Turquía en un país de jubilados menores de 50 años. -

Un socio clave para España

Turquía es un aliado estratégico en el Mediterráneo para España por encima del signo político de los Gobiernos. Tanto el PP como el PSOE han apoyado su ingreso en la UE, mientras el proceso de adhesión turco provoca suspicacias y rechazo en otros países europeos.

Las exportaciones españolas a Turquía alcanzaron los 2.961 millones de euros en 2007, máximo histórico, para situarse sólo por detrás de EE UU, México y Marruecos entre los socios comerciales de fuera de la UE. Las inversiones españolas también se han multiplicado en los últimos años. De los 105 millones de euros de inversión española en 2005, cuando Ankara abrió las negociaciones de adhesión con Bruselas, se ha pasado a los 1.426 millones en 2007. "Se trata de un país que consideramos prioritario", destaca el responsable de la Oficina Económica y Comercial de España en Estambul, Francisco Alonso.

Turquía se presenta como un destino atractivo para compañías de los sectores textil (como Inditex o Mango), de la energía (Iberdrola) o el turismo (Barceló). Empresas dedicadas a la extracción de mármol se han asentado en la región del Egeo con inversiones de 570 millones de euros. Mapfre, por su parte, tomó el año pasado el control de la compañía de seguros turca Genel Sigorta por cerca de 300 millones de euros.

El reverso de la moneda es el negativo saldo comercial bilateral. Las exportaciones de Turquía hacia España han crecido a una media del 20% en los tres últimos años. -

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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