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La carrera hacia la Casa Blanca

La dimisión de un destacado asesor de Obama debilita su mensaje de cambio

James Johnson formaba parte del comité para escoger candidato a vicepresidente

Antonio Caño

Envuelto en un posible escándalo financiero, James Johnson, el hombre encargado de escoger vicepresidente para Barack Obama, se ha visto obligado a presentar su dimisión. Se trata de un golpe de ciertas proporciones para una campaña que apenas comienza y que ha hecho de la honradez su bandera.

"Jim no quería que la campaña se distrajera de ninguna manera del objetivo muy importante de recopilar información sobre mi candidato a la vicepresidencia. Por eso es por lo que ha decidido apartarse y yo lo acepto", decía el miércoles Obama por medio de un comunicado.

La prensa le acusa de recibir créditos en condiciones ventajosas
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Jim Johnson se ha visto favorecido, según publicaba el pasado sábado el diario The Wall Street Journal, por la concesión en condiciones ventajosas de varios créditos millonarios de la firma Countrywide Financial Corp.

Además del hecho de perder en las primeras etapas a su pieza principal en la más urgente y trascendente decisión que Obama tiene que tomar por ahora, este episodio reúne varios elementos que resultan especialmente perjudiciales para la campaña del candidato demócrata a la presidencia de EE UU.

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En primer lugar, la propia personalidad de Johnson, un hombre de 64 años que durante media vida se ha movido -aparentemente con grandes beneficios- entre los mismos círculos de poder de Washington que Obama promete combatir.

En segundo, las circunstancias del escándalo. Johnson, que presidió la compañía financiera Fannie Mae entre 1991 y 1998, habría recibido en los últimos nueve años más de cinco millones de dólares de créditos de Countrywide, una cantidad al parecer muy superior a su capacidad declarada de pago y con intereses por debajo a los del mercado. El último de esos créditos, por 1,5 millones para un proyecto inmobiliario en Montana, fue en 2007.

Countrywide, que acaba de ser adquirida por Bank of America Corp., es uno de los símbolos de la reciente y famosa crisis de las hipotecas, que es a su vez una de las principales manifestaciones (o causas) de los actuales problemas económicos del país. Obama ha aludido a lo largo de su campaña electoral varias veces a esa crisis y a esa misma firma como el tipo de políticas y de empresas que están perjudicando a los ciudadanos.

En sus tiempos al frente de Fannie Mae, Johnson estableció una buena relación personal con el consejero delegado de Countrywide, Angelo Mozilo, y actualmente, según la versión del Wall Street Journal, formaba parte de una selecta red de prestatarios conocida internamente como amigos de Angelo. Un abogado de Johnson ha reconocido que su representado es cliente de "la división de crédito privado" de Countrywide, pero ha negado haber recibido ningún tipo de trato de privilegio.

Este asunto viene de alguna manera a debilitar el mensaje de cambio de Obama y lo hace más vulnerable a los contraataques del candidato republicano, John McCain, quien, por su parte, ha tenido que prescindir ya de cinco colaboradores al descubrirse sus actividades de lobby en Washington.

Johnson es en gran medida un ejemplo de aquello a lo que Obama dice enfrentarse. Rico e influyente, ya dirigió la búsqueda de vicepresidente para John Kerry en 2004 y, antes, la campaña presidencial de Walter Mondale. Actualmente es vicepresidente de un fondo de inversiones en Washington, asesora ocasionalmente a Fannie Mae y se sienta en los consejos de administración de varios bancos y empresas.

Precisamente por todos esos contactos, Johnson fue presentado hace pocos meses a Obama como la persona ideal para escoger a su vicepresidente. Esa labor puede retrasarse ahora, pese a que la campaña de Obama asegura que Johnson había cumplido ya con gran parte del trabajo. Junto al recién dimitido, colaboraban en el mismo objetivo Eric Holder, que fue vicefiscal general con Bill Clinton, y Caroline Kennedy, la hija del presidente asesinado.

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