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Varapalo a la Administración de Bush

Bush acata la decisión judicial

Berlusconi apoya a McCain: "Así no seré el más viejo del G-8"

Al presidente estadounidense, George Bush, no le pudo gustar menos la sentencia del Tribunal Supremo que pone coto al dislate jurídico de Guantánamo. Con gesto adusto y pocas palabras, Bush manifestó que acata la decisión judicial aunque discrepa de ella, y expresó su simpatía por los magistrados "que han disentido del fallo mostrando su preocupación por la seguridad nacional".

El presidente se plantea "una nueva ley" que contrarreste el revés del Supremo
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A Bush le pilló la noticia en Roma, y la comentó durante su rueda de prensa con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, el último veterano en activo de la invasión de Irak y la cruzada contra el terrorismo. Bush dejó caer que estudiará la posibilidad de preparar "una nueva ley" que contrarreste el revés del Supremo, para "demostrar así a los ciudadanos que queremos hacer todo lo posible por protegerlos".

En un ambiente de mucha sintonía personal, pero también de palpable despedida, Bush no dudó en felicitarse por la situación en Irak y declaró que las tropas estadounidenses están "en fase de retorno". "El progreso ha sido tan grande en seguridad", explicó, "que hemos anticipado la vuelta de algún reemplazo para julio. Veremos qué hacemos, pero no abandonaremos a los iraquíes hasta que la democracia haya triunfado".

Bush y Berlusconi sonrieron mucho pero no alcanzaron acuerdos significativos, salvo la disponibilidad italiana a mandar nuevas fuerzas de Carabinieri a Afganistán para adiestrar a la policía local, sin cuantificar la cifra. Bush agradeció el gesto y se refirió al "éxito" de la cumbre de la FAO contra el hambre, celebrada en Roma la semana pasada, para anunciar que Estados Unidos dedicará 3.000 millones de euros a comprar alimentos y desarrollar la agricultura sostenible en los países más vulnerables.

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Al ser preguntado sobre la inclusión de Italia en el Grupo 5 + 1 que negocia el programa nuclear de Irán, Bush se escabulló y no quiso comprometerse a apoyar una medida a la que Alemania se ha opuesto frontalmente.

Berlusconi insistió, pese a todo, en su voluntad de colaborar, y sin que nadie le hubiera acusado de nada, dijo que las empresas italianas no rompen las sanciones adoptadas por la ONU contra el régimen iraní: "Siempre hemos respetado las sanciones. La presencia de nuestros empresarios en Irán tiene que ver con contratos y hechos que pertenecen al pasado".

Il Cavaliere reiteró su sentimiento de gratitud a Estados Unidos, "un país que sacrificó a muchos jóvenes para salvarnos del nazismo y el comunismo", y cuando le preguntaron qué presidente estadounidense espera recibir la próxima vez, tiró de humor. "No puedo expresar ninguna preferencia, pero por motivos puramente egoístas, prefiero que gane el candidato republicano. Así, no seré yo el más viejo del G-8. Yo soy un mes más joven que [John] McCain".

Hoy, Bush terminará su viaje a Roma con una visita al papa Benedicto XVI. Joseph Ratzinger quiere agradecerle el recibimiento que le tributó en su viaje a Estados Unidos. Dentro del propio Vaticano, algunas voces críticas han calificado la acogida preparada como "excepcional" para un jefe de Gobierno que desoyó las voces del papa Wojtila sobre la guerra de Irak.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente de EE UU, George Bush, ayer en Roma.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente de EE UU, George Bush, ayer en Roma.AFP

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