El secuestrado Aldaia revive por cuarta vez la "locura" de su cautiverio
Era la cuarta vez que el empresario José María Aldaia tenía que revivir su cautiverio en un juicio en la Audiencia Nacional: los 341 días que tuvo que pasar en un agujero de tres metros y que le ha dejado como secuelas "las dos caderas destrozadas".
Aldaia fue secuestrado por ETA entre el 8 de mayo de 1995 y el 14 de abril de 1996 y cada vez que detienen y juzgan a alguno de los que participaron en los hechos, en facilitar la información, en proporcionar la comida y ropa durante el cautiverio, o en dar la orden, la víctima tiene la obligación de comparecer en el juicio y explicarlo. La Ley de Enjuiciamiento Criminal no permite que sus declaraciones anteriores tengan validez en el nuevo juicio, salvo que hubiera fallecido.
Ayer era la cuarta vez. Los acusados eran José Javier Arizkuren, Kantauri, que fue jefe de ETA hasta su detención y presuntamente ordenó el secuestro para financiar a la banda, y Dolores López Resina, Lola, considerada autora material del secuestro. El fiscal solicita 17 años de prisión para cada uno de ellos.
El juicio discurrió como suele ser habitual cuando los etarras ya están condenados a penas superiores a 30 años de prisión y tanto Kantauri como Lola lo están. Por ello se negaron a declarar y dijeron que ni reconocían al tribunal ni iban a "participar en este circo". Los etarras ya condenados, citados como testigos, tampoco declararon.
Aldaia calificó de "locura" el año que pasó encerrado y aseguró que de tanto moverse en el zulo para estar activo se destrozó "las dos caderas". Como consecuencia de ello ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente y le han implantado unos hierros que todavía lleva.
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