"Ya está, ya lo hemos matado"
El fiscal pide cinco años de internamiento para los tres menores de Lucena detenidos por quemar a un indigente y grabarlo en el móvil
"Ya está, ya lo hemos matado". "Somos asesinos". Según el fiscal, así remataron su fechoría los tres menores acusados de quemar a un hombre en octubre de 2007 en el municipio cordobés de Lucena. Luego, los tres chicos mostraron la grabación del ataque que habían hecho con un móvil a la joven de 18 años que les habría facilitado el disolvente con el que rociaron a Antonio Joaquín Curiel Romero. El fiscal de menores pide cinco años de internamiento en un centro de reforma cerrado para cada uno de los tres menores, que tenían entre 15 y 16 años cuando ocurrieron los hechos en octubre de 2007. La chica de 18 años será juzgada por separado al ser mayor de edad cuando ocurrieron los hechos.
Según el fiscal, los chicos se burlaban de la minusvalía de la víctima
La víctima padecía el síndrome de Diógenes (acumulación en la vivienda de objetos, ropa, basura...) y necesitaba un andador para poder desplazarse. Residía junto a otra persona en un bajo de la calle Corazón de Jesús de Lucena. El local no tenía puerta en la entrada, con lo que era fácil colarse en su interior.
Según el relato del fiscal, era "frecuente" que los acusados y otros chicos del barrio "insultaran al fallecido y se burlaran de su minusvalía". Le habían agredido con anterioridad, aunque no había denuncias.
Los tres menores junto a la chica mayor de edad se toparon con la víctima una tarde en un parque de Lucena. Curiel estaba con el compañero con el que compartía la vivienda y con otra persona más. Lo jóvenes comenzaron a insultarle y a golpearle. La agresión la grabaron con un teléfono móvil.
Como estaba impedido, el hombre no pudo escapar del parque como sus otros dos acompañantes. Eso sí, insultó a sus agresores. A la chica le dijo, según el fiscal, que "se cagaba en sus muertos", lo que le afectó mucho, ya que su madre había fallecido un mes antes.
Los tres menores y la joven quedaron en verse a la mañana siguiente en el domicilio de ella. Pretendían "darle un escarmiento por lo ocurrido" a Curiel. Acordaron buscar a la víctima para quemarlo con una botella de disolvente y acabar con su vida, según el ministerio público.
La joven se quedó en su casa esa mañana mientras los menores fueron a ver si Curiel se encontraba en el bajo de la calle Corazón de Jesús. Y allí estaba. Él solo. Los jóvenes volvieron corriendo al domicilio de la chica, quien, según el fiscal, les lanzó por una ventana la botella de disolvente.
Sobre las diez de la mañana, mientras uno de ellos permanecía en el exterior vigilando, los otros dos entraron en la vivienda de Curiel. El hombre estaba sentado y no tenía "posibilidad de escapar con rapidez", ya que estaba lejos de su andador. Lo rociaron con disolvente y luego le prendieron fuego con un mechero, según el fiscal. "Todo lo cual fue grabado por uno de ellos con la cámara de su teléfono móvil", señala el ministerio público.
Los tres volvieron luego a la carrera a la casa de la chica. Entraron en la vivienda, situada a unos 300 metros del lugar del ataque, y le dijeron a la joven: "Ya está ya lo hemos matado (...) Somos asesinos".
Acto seguido, según el fiscal, le enseñaron el vídeo de la agresión que habían grabado con el teléfono móvil. Los chicos dejaron allí sus sudaderas, las mochilas y la botella de disolvente, de la que apenas quedaba un rastro de líquido.
Por estos hechos, que la Fiscalía de menores considera que pueden ser constitutivos de un delito contra la integridad moral, un delito de asesinato y una falta de malos tratos, se piden cinco años de internamiento en un centro de reforma para cada uno. Además, se solicitan otros dos años más de libertad vigilada.
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