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Un filme festivo de Jiri Menzel gana el Festival de Peñíscola

La vida de un camarero, paradigma de 30 años de historia de la República Checa, contada con la sencillez de un maestro del cine europeo convenció al jurado del Festival de Peñíscola para otorgarle el Premio Calabuch a la Mejor Película. Yo serví al rey de Inglaterra, de Jiri Menzel, "la mejor película con diferencia", según fuentes del jurado, logró un galardón que merecía por múltiples razones. En primer lugar porque era la mejor película de las seis que exhibió la sección oficial. En segundo, porque la apuesta de Menzel está "muy bien realizada, interpretada y recrea una historia imaginaria en un contexto histórico real", en la valoración del jurado. Y, por fin, porque la cinta de Menzel es un festín sobre la alegría de vivir, el optimismo y los grandes temas de la comedia de todos los tiempos, un resumen del cine de humor que ha enriquecido la historia de este arte durante más de un siglo.

Yo serví al rey de Inglaterra se impuso a la otra película favorita, Margot y la boda, que se tuvo que conformar con las distinciones al mejor director, Noah Baumbach, y mejor actriz, Jennifer Jason Leigh. La película de Baumbach también impresionó al jurado, pero su escasa conexión con el género de la comedia la relegó a premios secundarios. Completó el cuadro de honor Jesús Noguero, protagonista de la voluntariosa y guerrillera Shevertantze, una epopeya marcha atrás, que consiguió el premio al mejor actor. El galardón que otorga el público, que este año obviaba los cortos, ausentes en esta edición para premiar al fantasmagórico ciclo de nuevos realizadores, recayó en 8 citas, de Peris Romano y Rodrigo Sorogoyen.

Una gala, marcada por la austeridad y la ausencia de estrellas, puso colofón al Festival de Peñíscola, que certificó una decadencia iniciada hace dos años. La escasa presencia del cine -poco más de una veintena de películas-, una apuesta desmedida por la música con evidente fracaso de público, y la ausencia de estrellas de postín -incluida la deserción de Leslie Nielsen- han marcado un certamen que, en su vigésimo aniversario, ha tocado fondo. Fuentes del Ayuntamiento de Peñíscola se cuestionaban ayer la posibilidad de seguir, dada su escasa conexión con el público peñiscolano y su poca proyección mediática, por lo que no sería nada extraño que el año que viene hubiera un nuevo director, el quinto en cinco años, y un nuevo equipo de organizador, el cuarto en este lustro.

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