Cae una red de 'narcos' colombianos que ideó un complejo doble fondo para camuflar droga
Las bandas de narcotraficantes utilizan métodos cada vez más sofisticados para transportar y distribuir su mercancía ilegal sin ser vistas. El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha desarticulado ahora una de esas redes y ha detenido a sus 13 miembros, de origen colombiano.
Su método era ciertamente peculiar. Introducían los paquetes de cocaína en un doble fondo de un automóvil. Éste sólo podía abrirse mediante un complejo sistema, consistente en poner el contacto del coche, encender las luces de posición e introducir una moneda entre dos fusibles, explicaron fuentes de la investigación.
Sólo después de aplicar ese extraño método se abría una pequeña compuerta situada en el maletero del vehículo. Ése era el lugar donde escondían droga y pistolas, que utilizaban para defenderse de posibles atracos de otros grupos de delincuentes.
Los investigadores conocieron la actividad de la banda el pasado mes de abril y comprobaron que disponía de diversos pisos y chalets. Dos de ellos, situados en las localidades de Masquefa y Premià de Mar, los utilizaban como laboratorios para manipular y cortar la cocaína. Durante la operación, los agentes del CNP lograron incautarse de 22 kilos de cocaína. Sin embargo, los investigadores sospechan que su capacidad de producción era mucho más alta.
La organización controlaba todas las fases del proceso. Sus miembros recibían en el laboratorio la droga, que llegaba por carretera vía Zaragoza. Ellos mismos la trataban, la adulteraban y la manipulaban. Para ello contaban con el fino trabajo de un cocinero. Se trata de una figura clave en cualquier negocio de narcotraficantes. Es la persona que, gracias a sus conocimientos en química, transforma la droga -que llega oculta en medios muy diversos- en una sustancia apta para el consumo.
Un 'cocinero' experto
El cocinero de la red desarticulada gozaba de una gran experiencia y prestigio. De hecho, era una especie de freelance del narcotráfico, ya que trabajaba también para otros grupos. En ocasiones era, incluso, jefe de sí mismo: disponía de laboratorio propio y de un taller donde se preparaban los compartimientos ocultos del vehículo. En ese campo, la red había desarrollado una estrategia innovadora y casi infalible, muy difícil de detectar en un control habitual. El motivo no es sólo la dificultad para abrir la compuerta, sino la ocurrencia de desmontar la placa de matrícula trasera, por donde se introducía la droga.
La banda distribuía la cocaína por toda Cataluña. Las ventas les daban para subsistir y algo más, ya que llevaban un tren de vida elevado. Los policías se incautaron de más de 52.000 euros en efectivo, además de diversas armas cortas y nueve vehículos.
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