Una cocina donde todo se ve

Hasta el último azulejo. Sólo las paredes quedan del Reno, un restaurante barcelonés que ocupará un lugar en la historia gastronómica de la ciudad. Ahora, el Reno deja su espacio al restaurante Tuset, la última creación del restaurador Josep Olivé: cocina correcta en una esquina privilegiada. Éste es el quinto local de Olivé en Barcelona, aunque Tuset quiere ser diferente de sus hermanos mayores como L'Olivé y Paco Meralgo. Por eso se atreve con la cocina abierta que permite al comensal ver al cocinero de los pies a la cabeza. "Es un restaurante abierto, donde todo se ve y no hay nada escondido", explica el empresario catalán.

Como L'Olivé, Tuset es un sitio adecuado para hacer comidas de negocios, pero también, como Paco Meralgo, dispone de una mesa larga para compartir raciones. Esta última opción es rápida, cómoda y permite ver cómo cocinan en directo las navajas o los berberechos. Olivé cogió el Reno en julio de 2006, cuando el restaurante ya contaba con poca actividad. El Reno recibió durante sus más de 50 años, desde que fue inaugurado por Antoni Julià, a lo mejor de la cultura y a políticos y famosos de toda procedencia.

Olivé muestra su respeto por lo que fue el Reno, pero decidió invertir 2,5 millones de euros para cambiarle la cara y también el alma. Juega con ventaja. Nada de exageraciones: cocina mediterránea y buen producto, con platos como la tripa de bacalao con garbanzos y sopa fría de tomate con pesto y mascarpone. Una recomendación: el ravioli gigante relleno de sepia y ceps sobre un manto de tomate. La voz ha corrido.

Tuset calienta motores en sus primeros días de vida con una plantilla de 20 cocineros y una capacidad para 170 comensales. ¿Un momento difícil para abrir? Olivé, cuya empresa cumplirá 25 años en 2009, considera que la crisis es un momento duro, "pero eso no significa que no puedas abrir y que funcione". Una de sus apuestas es la terraza, que se inaugurará en breve y permanecerá abierta entre mayo y octubre.