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EN LA CALLE | De noche
Columna
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¡Elegancia en Gràcia!

En un entorno superpoblado de bares absurdos la excepción es el Amberes. Entrada pequeña, como para querer disimular. La curiosidad obliga a entrar a echar una ojeada. ¿Bar o coctelería? Da igual. Huele a cool y eso siempre despista, pero sentándose en uno de los muebles reciclados con aire de nostálgicos en el siglo XX el nerviosismo se desvanece. La historia sólo ha contemplado poco más de un año a este local que ofrece con total corrección lo que un bar debe expender. Copas y buen ambiente. Ricard, Mar y Marta distribuyen su juventud y curiosidad en los turnos de este bar, que abre todos los días del año, de siete de la tarde a dos de la madrugada, ampliando una hora los viernes y los sábados.

Sorprende lo selecto de la carta, ya que lo común en la ciudad es disparar perdigonazos. No es abundante, pero bien escogida. Sin exabruptos. La treintena larga de cócteles que se ofrecen son la estrella de la casa sin lugar a dudas, a pesar de que muchos se empeñen en no pasar el umbral del mojito. Trato respetuoso a la ginebra, uno se puede dejar aconsejar. También la lista de cervezas de importación es adecuada, y si se precisa es posible disponer de unas agradables chapatas y de una secreta receta de hummus made in Gràcia. Parece que el Amberes te secuestre, no te quieres ir, no hay lugar a la prisa.

¿Y por qué ese nombre? El honor a la ciudad de los diamantes se debe al mural que hace de centro del local: La pacificación de Amberes, de Rubens. La decoración escogida impregna el local de un azul subido, señorial. La parejitas, en el peor sentido, que abundan en el bar no hacen caso ni siquiera del reconvertido hueco de escalera que cobija conversaciones y murmullos ahogados por una cordial música indie de fondo. Ya no hay excusas para no darse un garbeo por Gràcia. Siempre es una buena noticia que haya un local serio en esta nuestra capital. Por cierto, Barcelona y Amberes son ciudades hermanadas desde 1997. Pues Europa no está tan mal.

- Lo más: un local polivalente con trato reverencial por los cócteles, estrellas de la casa.

- Lo menos: una barra demasiado pequeña para poder atender a los parroquianos.

- Dirección: Bar Amberes. Gràcia. Perla, 34.

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