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Añana quiere comercializar su sal

La Vital y la Diputación pretenden recuperar la explotación de las salinas

Más allá de las virtudes de las Salinas de Añana como destino turístico o paraje natural -no en vano está considerado por la UE como un humedal de máxima protección-, "lo importante es el destino al que este espacio se ha dedicado durante siglos: la producción de sal", afirmó ayer Iñaki Gerenabarrena.

El vicepresidente primero de la Vital reflexionó sobre la necesidad de impulsar esta tarea, antes de firmar el convenio en virtud del cual la caja colabora con la Diputación de Álava en el programa de visitas guiadas al lugar, que comenzarán el próximo sábado.

Las nuevas corrientes gastronómicas ya se han fijado en la sal de Añana. Cuenta con el respaldo del movimiento slow food, que la incluye en su "arca del gusto" con otros 600 productos de todo el mundo, de escasa producción. Así que la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, y Gerenabarrena apostaron ayer por su recuperación comercial. "El valle salado debe convertirse en uno de los referentes del patrimonio europeo", apuntó este último.

En parte, ya cuenta con este reconocimiento desde que hace tres años la restauración de las eras de Salinas de Añana se incorporase al proyecto SAL, que suma 12 yacimientos históricos de toda Europa cuya reconversión pretende. En esa búsqueda para que las salinas no se conviertan en un monumento muerto, la iniciativa de la UE apuesta por la producción de sal de calidad gastronómica, "pero hay que acometer con urgencia la recuperación de una explotación muy deteriorada. Y sin la estructura constructiva que sustenta las salinas, es imposible su explotación", dijo Gerenabarrena.

Los miles de eras de Salinas de Añana (están calculadas más de 6.500) reciben desde principios de siglo la atención de la Diputación. Fue en 2000 cuando comenzaron las primeras gestiones para recuperar una explotación con más de 800 años, si se consideran las referencias en textos históricos. Algunas especialistas llevan esta relación documental al 822. Fue Alfonso VII quien otorgó el título de villa al poblado adyacente en 1140, por la importancia que había alcanzado el yacimiento. Durante siglos, el enclave resultó básico para la economía alavesa, hasta el hallazgo de nuevos yacimientos salinos en España, a mediados del siglo XX, que fueron llevando a su abandono.

En 2001, dejó de trabajar el último salinero, casi al mismo tiempo que se emprendía esa recuperación de las eras del río Muera con el espíritu que lleva la rehabilitación de la catedral de Santa María: la apuesta por la explotación turística de las obras de restauración. No en vano, el lugar maravilla a quien acude hasta esta localidad del interior de Álava a descubrir una red de lo que asemejan palafitos, con cuadros de unos 100 metros cuadrados sostenidos por una estructura de troncos de chopo o pino que transmite de todo menos confianza. Pero a veces las maderas menos nobles tienen virtudes, como la resistencia al cloruro sódico. Y de eso se trata ahora, de regenerar este espacio para que la sal se convierta en un producto de calidad y rentable gastronómicamente.

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Con 75.000 euros

La Caja Vital ha destinado un total de 75.000 euros para la campaña de visitas guiadas que arrancará el próximo sábado, y, como novedad, se prolongará hasta cerca de finales de año, con la posibilidad de visitar el valle salado de lunes a domingo, hasta el 5 de octubre.

De este modo, si el año pasado los visitantes llegaron a sumar cerca de 16.500, las perspectivas para este ejercicio apuntan a un incremento notable, sobre todo porque se va a diversificar la oferta en las visitas.

De esta forma, el visitante podrá participar este año en los trabajos de llenado, riego y recogida de sal a fin de que compruebe de primera mano cómo es la labor de producción.

Además, y con el fin de que se pueda disfrutar del proceso de recuperación integral de todo el valle, los primeros sábados de cada mes se han programado unas visitas especiales a los manantiales de Santa Engracia o La Honta, de donde mana el agua salada, con un pequeño embalse que recoge el agua, antes de que, a través de artesanales canalizaciones de madera, lleguen hasta las eras de sal.

Las visitas

- Horarios: Hasta el 5 de octubre, de lunes a domingo, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Del 11 de octubre hasta el 28 de diciembre, los fines de semana y los festivos de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00.

- Precios: Adultos, cuatro euros; grupos (más de 10 personas), tres euros por persona; estudiantes y jubilados, dos euros; niños (hasta 12 años) acompañados, gratis.

- Reservas: en el teléfono 945 351 111.

- Más información: www.vallesalado.net.

- Otra visita: En Añana también se encuentra el lago de Caicedo-Yuso, el único sistema lacustre de Euskadi.

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