Zapatero pide no dividir entre "mejores y peores españoles"
El presidente ve al PP "en un jeroglífico sin solución"
No mencionó José Luis Rodríguez Zapatero a su abuelo, el capitán Juan Rodríguez Lozano, pero su espíritu y su peripecia vital planearon en todo momento durante el acto que los socialistas celebraron en Alange (Badajoz) para celebrar la victoria electoral del PSOE del 9 de marzo. Zapatero se comprometió a conmemorar la victoria en esta localidad, donde nació su abuelo, fusilado por los sublevados contra la República en 1936. "Espero que nunca más un partido político plantee como debate quién es mejor o peor español". Con esta frase Zapatero censuró la actuación del PP durante los últimos cuatro años.
A pesar de la lluvia, 7.000 personas arroparon al presidente del Gobierno. Entre ellas, el ex presidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el actual jefe del Ejecutivo de esta comunidad, Guillermo Fernández Vara, y el líder de UGT, Cándido Méndez.
Se trataba de un acto de conmemoración de la victoria y, por tanto, con dosis elevada de patriotismo y orgullo de partido. La exaltación de la "unidad" de los socialistas la utilizaron todos los oradores para contrastarla con la situación del PP. El discurso de Zapatero recorría las causas de la derrota del PP, su situación actual y sus expectativas de futuro. El PSOE ha ganado las elecciones con un amplísimo margen en muchas comunidades, pero en ninguna parte de España ha quedado en situación exigua, dijo.
"Nos han votado en Andalucía, en Extremadura, en Cataluña, en Asturias y en todas partes porque nosotros no hemos atacado a unos españoles para defender a otros". En el fondo subyacía el reproche de que el PP sí lo hizo. Quizás el tono más grave de todo el acto lo utilizó para lanzar un deseo: "Espero que nunca más un partido plantee como debate quiénes somos mejores o peores españoles y tampoco quién es más duro contra ETA; yo pondré todo mi esfuerzo para que entremos en una etapa de serenidad, en la que se debata con argumentos, no con insultos".
No fue excesivamente duro en las formas con el PP, pero el dibujo que lanzó sobre la situación de ese partido no fue halagüeño: "Están en un jeroglífico sin solución; hay unos que quieren que se siga con la misma política pero que cambie el líder; y otros que cambie la política pero siga ese líder". La puntilla a su consideración la puso al proclamar que en el congreso del PP, de últimos de junio, "se debatirá sobre los problemas del PP"; mientras en el del PSOE, a primeros del mes de julio, se debe debatir sobre los problemas y el futuro de los españoles.
En un par de frases Zapatero resumió el empeño que ha transmitido a sus colaboradores, singularmente a José Blanco, presente en el acto, para que el congreso del PSOE no sea para la "autocomplacencia", sino para marcar líneas de futuro.
La palabra crisis no salió ayer del presidente del Gobierno ni del líder de UGT Cándido Méndez. Aún se prefiere hablar de "desaceleración y crecimiento menor de la economía". Ahora bien, el líder de la UGT pidió a Zapatero que en estos momentos no puede haber recorte de derechos ni desprotección para los que sufran los efectos del menor avance de la economía española.
Méndez invocó a los inmigrantes que empiezan ya a quedarse en el paro como consecuencia de la crisis de la construcción y también reivindicó la mejora de los salarios para los trabajadores, que no tienen que pagar la crisis "que no han provocado". Zapatero enfatizó que aunque la economía "crezca menos", las pensiones mínimas crecerán, las ayudas a los desempleados continuarán y, en suma, "no habrá recortes sociales".
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