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Una fuga química colapsa Barcelona

El escape de unos 2.000 litros de producto inflamable casi paraliza la ciudad - El cierre de la Ronda Litoral durante 10 horas generó grandes retenciones

La rotura de un cable en la terminal ferroviaria del puerto casi paralizó Barcelona ayer. El incidente, ocurrido a las 9.15 horas, originó la fuga de unos 300 litros de dimetilamina, sustancia tóxica y altamente inflamable, lo cual obligó a activar el plan de emergencias químicas. La medida comportó el cierre de la Ronda Litoral al tráfico durante unas 10 horas, lo cual supuso el desvío por el centro de Barcelona de millares de vehículos. El corte se mantuvo hasta que los bomberos descartaron el riesgo de nuevos escapes, alrededor de las siete de la tarde.

Entre medio, el caos circulatorio fue monumental en una ciudad alarmada por la fuga, calificada como emergencia por estar fuera de control. Unos 200 guardias urbanos se dedicaron a gestionar el colapso, y los accesos a la ciudad registraron retenciones de hasta siete kilómetros. La policía pidió a los ciudadanos que evitaran circular por el sur de la ciudad. No dio resultado. Cruzar Barcelona exigió una paciencia de al menos tres horas. El caos era patente en la avenida del Paral·lel, donde un brazo de vehículos conectaba los 1.400 metros que median entre la plaza de Espanya y el muelle barcelonés.

"El gas me cortó la respiración. El tufo era horroroso", dice un afectado
La sustancia, muy inflamable, no se incendió por simple casualidad
Unos 200 guardias urbanos, dedicados a gestionar el colapso circulatorio
Tarragona tuvo que auxiliar a Barcelona, que no tenía la maquinaria
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El incidente se produjo cuando un toro mecánico manipulaba una cuba con 24.000 litros de dimetilamina. El contenedor, apilado en la zona de descarga, debía instalarse sobre un camión para trasladarlo a una planta de detergentes, informó la empresa propietaria. En este proceso cedió uno de los cuatro enganches que sostenían la cuba, que chocó contra el asfalto desde unos tres metros de altura. El impacto lo recibió la válvula del contenedor, que empezó a perder el contenido, explicaron testigos del accidente.

"El producto ha empezado a chorrear y hemos salido pitando. El gas me cortaba la respiración. Luego ha empezado a salir humo, el tufo era horroroso", relató José Romero, transportista que esperaba con su camión a unos 10 metros del siniestro.

La dimetilamina es una sustancia derivada del amoniaco que suele emplearse para evitar la corrosión de otros materiales o para fabricar herbicidas. Pese a que el Ayuntamiento indicó que no es un producto tóxico, el Instituto Nacional de Toxicología obligó a una rectificación. "Es irritante y cáustico. Si toca la piel puede producir quemaduras. Claro que es tóxico", señaló un portavoz. El Ayuntamiento concedió que "la naturaleza del producto es tóxica, pero no ocasiona una nube que afecte a la salud pública", informa Jordi Vera.

Pasadas las once de la mañana, los efluvios que desprendía el contenedor seguían impregnando los alrededores de la terminal. Allí, la cincuentena de personas evacuadas percibían un olor a amoníaco que irritaba la boca. El jefe de guardia de los Bomberos de Barcelona fue la única persona hospitalizada por inhalación de gases, aunque fue dado de alta a media tarde sin más complicaciones.

El mayor riesgo de la dimetilamina estriba en su alta inflamabilidad. Posee características similares a la gasolina, por lo que el escape pudo haber generado una explosión en cadena si en su camino hubiera encontrado alguna chispa que propiciara la ignición. Sólo el azar evitó que prendiera y la actuación de los bomberos, que llegaron media hora después del aviso, evitó la propagación del líquido. El vertido fue recubierto con abundante espuma para impedir su evaporación, pero la cuba siguió escupiendo hasta unos 2.000 litros del líquido, estimaron fuentes municipales. Tras varios intentos por sellar la válvula rota, los bomberos optaron por trasvasar el contenido a otra cuba de la misma empresa, que aguardaba en el puerto desde las doce de la mañana.

Tuvo que esperar varias horas más: Barcelona no disponía de ninguna bomba succionadora como las que requería la operación. Ésta tuvo que buscarse en Tarragona y el periplo de la máquina prolongó las tareas hasta las siete de la tarde. La situación de alerta se mantendrá hasta hoy, cuando los bomberos retiren todo el líquido desparramado por la terminal.

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