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Francia declara la guerra contra el alcohol

El Gobierno prohíbe las horas de consumiciones baratas y obliga a los bares a instalar medidores de alcoholemia

El Gobierno francés ha decidido emprender una auténtica lucha contra el alcoholismo. Ya no teme enfrentarse ni a la tradición, ni a las presiones del potente lobby de los productores de vino, los propietarios de discotecas y el sector de la restauración en general. La última medida que planea poner en marcha es la prohibición de las llamadas happy hour, los descuentos en las bebidas alcohólicas que los bares y discotecas ofrecen a sus clientes en determinadas horas del día. También contempla la prohibición de la venta de botellas en las discotecas.

La Misión Interministerial de Lucha contra la Droga y las Toxicomanías (Mildt) ha enviado una carta a los empresarios del sector explicándoles que las medidas de prevención y de educación "no son suficientes" para hacer retroceder el aumento del alcoholismo entre la población y los accidentes mortales que esta conducta genera. Y anuncia que entre las medidas que va a adoptar figura "la prohibición de la promoción de bebidas alcohólicas a través de precios".

Desde el gremio de la restauración la respuesta ha sido inmediata. "No veo de qué manera van a resolver estas medidas los problemas de alcoholismo", respondía en Le Parisien el presidente de la asociación de propietarios de discotecas, Patrick Malvaës, recordando que el sector ya ha sufrido una caída de un 25% de su actividad, que en parte se atribuye a otras prohibiciones como la de fumar en locales cerrados, puesta en marcha el pasado enero.

El sector se siente acosado por el Gobierno, que, hace tan sólo una semana, anunció un proyecto de ley para obligar a las discotecas y a otros lugares nocturnos de venta de bebidas alcohólicas a equiparse con un nuevo tipo de tests electrónicos de alcoholemia. La medida debe entrar en vigor el primero de enero de 2009, pero el ministro del ramo quiere que esté disponible ya este verano. La Unión de Industrias de la Hostelería (UMIH) está dispuesta a colaborar, pero considera que el coste de estos sistemas, entre 2.500 y 3.000 euros por cada aparato, es excesivo.

Desde las asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico, sin embargo, la idea de introducir estas pruebas y, en general, de endurecer los controles de alcoholismo ha sido muy bien recibida. Tras la implantación, hace cuatro años, de miles de radares para controlar los excesos de velocidad y el aumento de los controles etílicos sobre los conductores, se produjo un notable descenso de la siniestralidad y del número de víctimas. Sin embargo, últimamente el efecto de estas medidas parece estar diluyéndose y el número de accidentes ha vuelto a aumentar.

Promoción de bebidas alcohólicas en una terraza de París.
Promoción de bebidas alcohólicas en una terraza de París.REUTERS

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