Portabella y el bipartito acercan sus posiciones con vistas a un acuerdo
PSC y ERC pactan varias modificaciones de los presupuestos de Barcelona
Mejor rollo, que se diría coloquialmente. Las relaciones entre el bipartito que gobierna en el Ayuntamiento de Barcelona y Jordi Portabella, presidente del grupo municipal de ERC, han mejorado sensiblemente en las últimas semanas. "Empieza a producirse un clima de cierto entendimiento", reconoció ayer Portabella, ex socio durante ocho años de socialistas e ICV. Para muestra un botón: Portabella y el socialista Jordi William Carnes, tercer teniente de alcalde, comparecieron ayer juntos para informar del acuerdo al que habían llegado para modificar los presupuestos -que también fueron votados por ERC- con un montante de 16 millones de euros.
Esas modificaciones serán debatidas hoy. Por tanto, podían haberse limitado a seguir el orden del día y votar. Pero quisieron escenificarlo un día antes. En una semana en que todos los partidos municipales están haciendo balance del primer año del mandato, el gesto tiene un especial significado. Sobre todo cuando el que disparó primero fue Xavier Trias, presidente del grupo de CiU, que con una ambigüedad calculada tampoco se cerró en banda a una sociovergencia.
Portabella reconoció ayer que las relaciones se estaban recomponiendo. ¿Hasta el punto de entrar de nuevo en el gobierno? ¿Con independencia de lo que pueda ocurrir en el congreso de ERC? Al principio, el líder de Esquerra no quiso pronunciarse con claridad. Pero vino a decir que se está en el buen camino. Después, dejó claro que la decisión que acabe tomando nada tendrá que ver con lo que ocurra en el congreso.
Las relaciones del bipartito y Esquerra desde las elecciones municipales han pasado por varias fases. La primera, de estupefacción de los socialistas ante la decisión de Portabella de quedarse en la oposición. Pese a que lo encajaron casi como un desplante, en otoño las relaciones se tornaron más fluidas por los presupuestos, que ERC apoyó. El bipartito respiró y presentó el proyecto de Programa de Actuación Municipal (PAM) casi con el convencimiento de que Esquerra les apoyaría. Pero no fue así. A partir de enero, con la perspectiva de las elecciones legislativas de marzo, se evidenció un cierto distanciamiento que se fue radicalizando con mociones e iniciativas que llegaban al plenario. La piedra de toque fue la reforma del Carmel, que el bipartito no logró iniciar porque ERC le dio la espalda. Los ediles republicanos no perdonaron a sus ex socios que les plantaran el proyecto sin haberlo hablado antes.
A partir de ese momento y con las crecientes alusiones a los problemas del bipartito para gobernar en minoría, los puentes entre socialistas y republicanos se volvieron a tender. Eso está ocurriendo con las negociaciones del Carmel y muchos dan por sentado que ocurrirá con el PAM. Ayer, de hecho, ERC guardó silencio, mientras CiU y PP preguntaban al primer teniente de alcalde, Carles Martí, qué pensaba hacer para dar cumplimiento al informe del secretario. El dictamen sostiene que el PAM debe someterse al pleno -lo ganen o lo pierdan- al año de las elecciones. "Ya veremos. Tenemos tiempo durante junio y julio para buscar acuerdos", advertía Martí.
La confianza de los socialistas en funcionarios de clara adscripción republicana quedó ayer rubricada con el nombramiento de Miquel Mateu -estrecho colaborador de Portabella en la campaña de ERC en las elecciones municipales- como director de los Servicios de Promoción de Actividad Económica exterior del consistorio. Para el socialista Carnes, máximo responsable del área, se trata de una persona que trabaja desde 2004 en ese servicio, tiene un amplio conocimiento y su confianza. "No entro en adscripciones políticas", zanjó.
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