El Proceso de Barcelona se torna en plan de ayuda al Sur
La Comisión Europea aprobó ayer su plan de reencarnación del Proceso de Barcelona, concebido ahora como un proyecto pragmático de desarrollo de la ribera sur del Mediterráneo. Bruselas sostiene que la potencial prosperidad del Sur disuadirá la emigración y acabará con la frustración que degenera en violencia y terrorismo.
El proyecto se marca cuatro áreas prioritarias de actuación sobre las que se cierne una notable incertidumbre: el grueso de la financiación de esos planes debe venir de los 43 socios, incluidos los Veintisiete, y de organismos financieros internacionales. "Es una iniciativa para reforzar y dar nueva energía a nuestra relación", señaló la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner al presentar el plan ayer en Estrasburgo. "Cuanto más desarrollemos la región del sur, menos emigración irregular tendremos; cuanta más prosperidad, menos terrorismo y delincuencia".
El nuevo plan responde al encargo a la Comisión realizado en la cumbre de marzo por los líderes de la Unión para dar nueva vida al alicaído Proceso de Barcelona, una vez frustrado por Alemania y otros el intento de Nicolas Sarkozy de remodelarlo conforme a la visión y el interés de Francia.
Segunda oportunidad
Lo que naciera en 1995 en la capital catalana busca una segunda oportunidad con el nombre "Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo". En su futura estructura, tendrá una presidencia bicéfala compuesta por un país comunitario y otro del Sur, y un secretariado con presencia de todos los países. Habrá una cumbre cada dos años, y en el año entre ellas una reunión de ministros de Exteriores para analizar la evolución del proceso y preparar la siguiente cumbre.
Ferrero-Waldner identifica cuatro grandes intervenciones: descontaminación del Mediterráneo; creación de autopistas del mar y por tierra en los países del Magreb; explotación de la energía solar, y mejora de la seguridad en la región. El grueso de los recursos financieros deberá proceder del sector privado, de la cooperación bilateral entre Estados y de instituciones financieras internacionales.
La última palabra sobre el nuevo Proceso de Barcelona la tendrán los líderes de los 43 socios en la cumbre de París del próximo 13 de julio.
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