Asco e impotencia
Producen auténtico asco e impotencia las oportunas imágenes emitidas por Antena 3.
Dos escasas decenas de personas decentes asistieron a la concentración de Mondragón para condenar el último asesinato de un guardia civil, mientras las terrazas de unos bares de ese mismo lugar estaban llenas de gente "despreocupada y feliz", en una cruel y preocupante indiferencia que anuncia gravísimas consecuencias.
En Legutiano, en el mismo lugar del crimen, con 1.500 habitantes, únicamente otro grupo reducidísimo de personas valientes salió a la calle.
Todo ello es una escenificación de unos síntomas alarmantes de un cáncer que avanza imparable en una comunidad autónoma y una sociedad entera, la española, que paulatinamente parece irse acostumbrado a la inmoralidad más absoluta.
"Para mí, que no soy político en el sentido que todo el mundo entiende, no hay más que una verdad en todo esto: que nos estamos hundiendo cada vez más en el campo estéril de las pasiones y que nos exponemos a salir de él sin vida democrática".
Son palabras de Unamuno, un gran vasco y un gran español.
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