"El Estado sólo controla energía y telecomunicaciones"

Desde hace años, los ministros franceses de Economía tienen pocos motivos para el optimismo: un crecimiento inferior al del conjunto de la UE, una deuda pública que ronda el 64% del PIB y un déficit que bordea la línea roja del 3%. Pero Christine Lagarde llega hoy a Madrid con una sonrisa. Los últimos datos macroeconómicos mejoran las previsiones: 342.000 nuevos empleos en febrero y un crecimiento del 2,2%.

Pregunta. Vista desde España la economía francesa parece poco permeable a la inversión extranjera. El caso Eiffage-Sacyr desvela cierto patriotismo económico.

Respuesta. Se trata de un desacuerdo entre socios dentro de una empresa privada...

P. ... pero el Estado, a través de la Caisse de Depôts, se ha prestado a reemplazar a Sacyr.

R. La elección de los compradores ha sido una decisión tomada por la sociedad española y la Caisse de Dépôts ha tomado su decisión a partir de sus intereses patrimoniales. La realidad es que el 45% de la capitalización bursátil del CAC 40 [los valores de referencia de la Bolsa de París] está en manos extranjeras, uno de cada siete asalariados franceses trabaja para una sociedad foránea y nuestro país es el tercero del mundo en inversiones directas del extranjero. En la reciente privatización de sociedades concesionarias de autopistas, la mayoría del capital de Sanef ha pasado a una española. Tenemos fama de chovinistas pero la realidad es ésta.

P. También se considera que el sector público francés es muy potente y juega con ventaja frente a sus equivalentes europeos.

R. Hoy, las participaciones del Estado sólo son importantes en el sector de la energía [EDF, Areva], telecomunicaciones [France Télé-com] o transportes [Aeropuertos de París]. La mayoría son empresas que cotizan en Bolsa y su capital está abierto a privados.

P. Su entrevista hoy con Pedro Solbes, ¿se enmarca en la futura presidencia francesa de la UE?

R. Sí. Quería tener una oportunidad de dialogar con él en profundidad sobre los intereses y proyectos de nuestros dos países en la perspectiva de la presidencia francesa de la UE, que quiere prolongar y concretar iniciativas a favor de la estabilidad financiera en el seno de la UE. Por ejemplo, ¿por qué no debiéramos llegar a un acuerdo sobre una nueva reglamentación para el sector de los seguros y sobre el cómo reforzar la coordinación europea en materia de supervisión? En unos países priorizan la cuestión de daños, en otros los seguros de vida, mientras que en unos terceros participan de la política de planes de jubilación. Hoy mueven flujos de dinero muy importantes y los representantes de la industria financiera ven con buenos ojos una iniciativa al respecto. Con Solbes espero conocer mejor las especificidades del sector en España.

P. ¿Hay otros proyectos a los que quiera asociar a España?

R. ¡Al revés, es Francia la que quiere potenciar una idea italo-española! Se trata de crear una agencia en favor de la pequeña y mediana empresa para todos los países del Mediterráneo. En líneas generales, la iniciativa francesa, en el marco de la Unión para el Mediterráneo aprobada por el Consejo de la UE el pasado marzo, busca adoptar proyectos concretos que supongan auténtico valor añadido para una y otra orilla.

P. Dirigió durante siete años el gabinete de abogados de Chicago Baker&McKenzie. Una de sus preocupaciones era reformar las agencias de calificación de riesgos, cuya ineficacia quedó retratada en la crisis de las subprime.

R. Por un lado, las agencias utilizan los mismos criterios de clasificación para productos financieros muy distintos, y por otro hay un conflicto de intereses: no se puede admitir que quienes ponen notas sean quienes elaboran los productos. Son juez y parte.