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Entrevista:FRANCISCO JUAN ROS GARCÍA | Consejero delegado del Grupo Ros Casares

"Se desmanteló la IV Planta y ahora el acero está más caro que nunca"

Miquel Alberola

Tiene todavía el impacto de la felicidad en la expresión por la quinta liga conseguida por el equipo femenino de básquet que patrocina, el Ros Casares. Considera que el imperativo deportivo es idéntico al empresarial: ser campeón. Con esa divisa, el Grupo Ros Casares ha diversificado la originaria industria siderúrgica hacia la transformación, la logística y la gestión ambiental. En su horizonte, además, hay dos citas importantes: la Ciudad Ros Casares de oficinas en Valencia, que inaugurará en parte el 28 de julio, y la planta laminadora y de chapa Brava Steel en Parc Sagunt, que arrancará en septiembre de 2009.

Pregunta. ¿Dan más alegrías los equipos que las empresas?

Respuesta. Dan diferentes tipos de alegría y de quebraderos de cabeza. Si tienes ambición deportiva o empresarial estás obligado cada año a mejorar tus resultados y tu balance.

"Lo que está en crisis de confianza es la vivienda; nosotros tenemos oficinas"

P. ¿Qué retos se plantea el grupo en estos tiempos?

R. Mantenemos la misma estrategia y compromisos de inversión de los últimos años enfocada más en los usos industriales que en los inmobiliarios. Hemos apostado por la inversión industrial y la internacionalización.

P. El acero sigue siendo la base del grupo.

R. Sí, el acero, que está a los mayores precios de toda la historia. El consumo ha aumentado exponencialmente en el mundo. Estamos en 1.500 millones de toneladas, cuando hace diez años estábamos en 700 y se decía que el acero era industria obsoleta, el desmantelamiento de la IV Planta de Sagunto... Desde luego, se acertó de narices. Hoy la chatarra está más cara que el acero en 2003. Y pese a la crisis, que sólo es financiera e inmobiliaria, la demanda internacional es muy buena para el acero.

P. ¿Con Izar naufragó el sueño naviero de Ros Casares?

R. Lo que naufragó es la industria española. El grupo se ha complicado menos la vida y ha dejado de emplear a 400 trabajadores en la Comunidad Valenciana. Esa maquinaria se vendió a unos coreanos que se la llevaron a Corea y aquí hoy hay menos I+D+i, pero imagino que económicamente fue mejor para el propietario, la SEPI.

P. En los últimos años ha habido como una conspiración contra la industria para primar el turismo y la construcción.

R. Es algo que no comprendo. Es un discurso que ha perjudicado enormemente a la industria. Estudié en el Colegio Alemán y conozco bien Alemania. Baviera ha combinado muy bien los modelos empresariales: industria química, automovilística, farmacéutica, un turismo tremendo y un medio ambiente fabuloso. España tenía que haber apostado por la industria, que tiene un período de maduración más largo y está obligada a ganar dinero, a reinvertir y crear empleo fijo.

P. Donde se ha abusado de ese discurso es en la Comunidad Valenciana.

R. Una cuestión es dimensión y otra, protagonismo, y ahí se confunden los papeles. La dimensión del turismo es muy buena y hay que potenciarla a tope, pero eso no significa que su protagonismo desplace en prioridades a otros sectores que son necesarios.

P. ¿Tiene el Gobierno valenciano conciencia de que la industria es una prioridad?

R. No recibimos más que inquietudes en la inversión industrial. Ahora se están reivindicando infraestructuras que antes no se pedían, como el corredor mediterráneo, que había que haberlo peleado hace seis años. Hay más inquietud, por ejemplo con Parc Sagunt como gran centro de industria, energía y logística. Lo que hay que ver es si eso se contrasta con una política industrial a medio plazo.

P. ¿Beneficia a la economía el enfrentamiento de la Generalitat con el Gobierno?

R. Cualquier enfrentamiento es malo. En términos económicos lo importante es la colaboración, sin renunciar a exigir.

P. Hizo una apuesta inmobiliaria en la Ciudad Ros Casares. ¿Le afecta el momento del sector?

R. Lo que está en crisis de confianza es la vivienda. Nosotros tenemos oficinas. Valencia necesita oficinas; además, hay otras oportunidades que se van desarrollando. Tenemos lofts, en su mayoría vendidos. Es un proyecto inmobiliario, pero diferente. Pero ahora se penaliza cualquier cosa relacionada con la promoción inmobiliaria.

P. Se ha criminalizado al sector.

R. Correcto. Se ha generalizado lo más negativo. Es un efecto péndulo que cuanto más rápida sea la situación, más rápido se va a solucionar. Antes se vendía todo, ahora se venderá lo mejor.

P. ¿La crisis tendrá efectos buenos?

R. Las crisis son necesarias, aunque a nadie le gusta estar en ellas. Sólo las crisis corrigen vicios, relajaciones y acomodaciones, y permiten que se mejore.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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