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Valencia arroja su sombra sobre la huerta

El nuevo plan general suscita opiniones enfrentadas de la expansión de la ciudad

Sara Velert

Valencia se prepara para crecer. Su futuro se dibuja sobre decenas de mapas y cientos de folios que describen las líneas básicas de su expansión en el avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que estará en exposición pública hasta final de mes. El gobierno de Rita Barberá afirma que surgirá un modelo de crecimiento "sostenible", respetuoso con la huerta, con buenas conexiones entre barrios y el área metropolitana, y con un 50% de nuevas viviendas protegidas en los sectores urbanizables.

El PP defiende que el crecimiento es moderado y respeta el medio ambiente

Estos nuevos barrios se asentarán sobre huerta degradada, según el PP. Esta visión global cosecha opiniones contrapuestas en expertos, la oposición y colectivos sociales que han comenzado a desgranar la información. La federación vecinal se pronunciará a través de las alegaciones que aún prepara. Estos son algunos puntos destacados del debate, un primer análisis de las propuestas que marcarán el desarrollo de Valencia en los próximos 15 años.

- Balance del PGOU vigente. El documento de síntesis del Ayuntamiento considera que el PGOU aprobado en 1988 "está prácticamente agotado". Hay que pasar página y prever el futuro, afirma el PP. Pero no así, opina Josep Sorribes, profesor de Economía Urbana de la Universitat de València: "No explican por qué está agotado y es necesaria la revisión. Hay que justificarla. Además, quedan muchas cosas por resolver en la ciudad". El grupo socialista ha hecho su propio repaso, y defiende que con el plan actual Valencia tiene pendientes 221 jardines, 145 equipamientos públicos y 92 colegios.

- El modelo no cambia. El plan no pretende revisar "de forma integral" el desarrollo de la ciudad, sino "adaptarlo y actualizarlo a la situación actual". En ese sentido, "es un plan continuista, sin alteración profunda del modelo de ciudad", coincide el arquitecto Alejandro Escribano, uno de los autores del plan vigente. Romper la configuración actual implicaría asaltar más huerta. Para el concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, se trata de conjugar las dimensiones "de una gran urbe, pero con dimensiones humanas".

- Crecer a costa de la huerta. La alcaldesa, Rita Barberá, desveló en 2004, cuando el plan apenas echaba a andar, qué zonas de huerta creía perdidas, entre ellas en La Punta frente a L'Oceanogràfic, en Campanar, Benimàmet y varias pedanías. El suelo agrícola que sacrifica el plan para la expansión de Valencia coincide con esa previsión y el que así lo certifique un estudio posterior despierta suspicacias entre quienes no ven justificada esa urbanización. La destrucción de 4 millones de metros cuadrados (ver gráfico) para reconvertirlos en suelo residencial, industrial, terciario y escolar (para la Universidad Politécnica), suscita los mayores rechazos y discusiones. El PP replica que los estudios de paisaje y sostenibilidad del plan "prueban la firme apuesta" por el medio ambiente, y subraya que quedarán protegidos 8.000 millones de metros cuadrados.

Pero no es sólo una cuestión de cantidad. Para Carles Dolç, arquitecto y urbanista, el plan sostiene que la huerta está muy antropizada y a partir de ahí se limita a extender una especie de certificado de defunción sobre las zonas a reclasificar. "No hay que ver sólo a dónde ha llegado, sino hasta qué punto se puede revertir la situación y recuperar la huerta. Eso ni se contempla", critica. Con esta marcha, un próximo plan "seguirá recortando huerta, como ocurre desde el plan de 1946". "El tema es complicado, pero no se puede dejar así. Hay que hacer un plan de uso o la huerta acabará urbanizada", abunda Sorribes. Las fórmulas para preservarla son variadas, pero un paso previo "imprescindible", opinan ambos expertos, es la aprobación del plan territorial de la huerta que anunció el Consell en la pasada legislatura. Una protección supramunicipal que preserve el paisaje que identifica a Valencia y la comarca. Y eso debe ocurrir antes de que la ciudad apruebe su plan, denuncian colectivos como Per L'Horta, que exigen parar el proceso. También ha expresado reparos la Consejería de Medio Ambiente, que en un informe reprocha al Ayuntamiento que no haya justificado la necesidad del suelo que restará a la huerta. Advierte, además, que la ocupación de ese suelo generará "presión urbanística" sobre áreas bien conservadas. El Consell Valencià de Cultura destaca, asimismo, su "preocupación" por el futuro de la huerta.

Escribano ve discutible la dimensión de algunos sectores urbanizables en las pedanías, mientras que en otros ve la solución para cerrar bordes urbanos y resolver conexiones con Alboraia y Tavernes, por ejemplo, sobre un suelo que en esos casos ve de "escaso valor". "Lo importante es que lo que se proteja sea lo que se cultiva", ya que la "huerta, sin hortelanos, no se conserva", apuntó en esa línea en unas jornadas sobre el plan el sociólogo José Miguel Iribas.

- ¿Hacen falta más viviendas?El gobierno municipal parte de la premisa de que Valencia necesitará cubrir en 15 años una demanda de vivienda de 124.000 unidades, de ellas cerca de 54.000 de nueva construcción y el resto rehabilitadas y de segunda mano. La ciudad alojará así 890.000 habitantes, un 11% más que ahora, un "crecimiento moderado", dice el PP. El estudio de vivienda en que se basan estas cifras suscita críticas. El grupo socialista destaca que en el suelo urbano y urbanizable pendiente de desarrollo se levantarán aún 43.240 pisos, y hay 65.000 vacíos. "Hay suelo para otros 20 años sin tocar la huerta" en la que el PP pretende construir 24.710 pisos, asegura.

Sorribes añade la necesidad de analizar la demanda "teniendo en cuenta lo que se construirá en el área metropolitana" y más allá, dado que Valencia no es una isla. "No se puede analizar la vivienda o demografía de forma aislada", coincide Dolç. También a Joan Olmos, profesor de Urbanismo de la Universidad Politécnica, le plantea "serias dudas" que se reclasifique huerta sin ajustar la previsión con el resto de municipios metropolitanos y "sin agotar las posibilidades" pendientes. Para Escribano, los estudios de vivienda en este caso "no son el mecanismo adecuado para dimensionar un crecimiento", porque en Valencia, como capital, "los pisos que se hagan se venderán". "El criterio debe ser territorial, de calidad de vida o para resolver bordes urbanos".

- Vocación metropolitana. El documento asegura que pretende "acentuar la dimensión metropolitana del planeamiento municipal". Un objetivo "inexistente", dice taxativo Carles Dolç, que considera que el documento parte de un punto de vista "restrictivo, puramente municipalista". "Para empezar, debería haber un área metropolitana que funcionara como tal, y no la hay", añade. "No hay visión metropolitana", opina también Josep Sorribes. Ni en el tratamiento de la huerta ni la vivienda, y las infraestructuras viarias que se dibujan también exigen un consenso con el resto de municipios, señala. "En parte hay una falta de voluntad de planificar metropolitanamente, y es culpa de la Generalitat, que debería hacer política territorial" y tratar con una visión amplia asuntos como el aeropuerto o los corredores viarios, apunta Escribano.

La concejalía de Urbanismo discrepa y resalta que la dimensión metropolitana se refleja "claramente" en las conexiones viarias y cierre de rondas con municipios como Tavernes o las futuras líneas de Metro de la Generalitat y que "se están pactando" con otras poblaciones.

Más carreteras y una gran marina

La revisión del plan general aborda la movilidad de Valencia por dos vías: asume propuestas del plan de carreteras de la Generalitat para el área metropolitana y propone actuaciones por definir o consensuar con otras administraciones. Se "resucitan" proyectos como el corredor comarcal, y se insiste en el acceso norte al puerto, también polémico, por poner algunos ejemplos, indica el urbanista Joan Olmos. "Se plantea descongestionar la ciudad con la misma medicina de los últimos 30 años. Es decir, más viario, y sabemos que esa estrategia atrae más tráfico y a la larga más carreteras", alerta Olmos, quien echa en falta "criterios de movilidad sostenible".

José Vicente Colomer, director del Instituto de Transporte de la Universidad Politécnica, en cambio, considera que las propuestas mejorarán "la conectividad entre las diferentes zonas del área metropolitana, entre éstas y la ciudad de Valencia". El plan, aunque es un avance en plena discusión, recoge "básicamente" las cuestiones que afectan a infraestructuras existentes y pendientes. Colomer, no obstante, cree necesario "un amplio estudio de movilidad" de Valencia y su área metropolitana, que a su juicio sobrepasa el ámbito de esta revisión.

El desarrollo pormenorizado de los sectores urbanizables y urbanos de Valencia por desarrollar se abordará en una segunda fase del plan. Dos actuaciones serán determinantes para la imagen de Valencia, destaca Alejandro Escribano: la concreción del Parque Central, y la conexión del sector de El Grau y el Jardín del Turia con el puerto. Ahí nacerá una gran marina urbana que se ha dibujado mayor de lo previsto, "con una línea más clara" que, no obstante, exigirá consenso con el Estado y el propio puerto.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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