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La carrera hacia la Casa Blanca

El fantasma del racismo emerge con el avance de Obama

Clinton gana con el mayor porcentaje de voto blanco obtenido hasta ahora

Antonio Caño

Las primarias de Virginia Occidental, ganadas por Hillary Clinton por un apabullante 67% contra un 26%, resultaron irrelevantes en lo que respecta a la cuenta de votos y delegados (sólo 10 más para la ex primera dama). Pero, como se temía, agravaron un problema que empieza a asomarse como una de las grandes amenazas de la campaña presidencial estadounidense: el racismo.

"Las consideraciones raciales emergieron como un factor inusualmente relevante", escribe The New York Times. En efecto, el 20% de los electores demócratas de Virginia Occidental admitió que la raza ocupó un papel importante a la hora de decidir su voto. La mitad de los electores cree que Barack Obama comparte los valores del reverendo radical Jeremiah Wright, su antiguo pastor en Chicago. Y otro tanto advierte que no votaría por él en noviembre. Clinton ganó el 67% del voto blanco, un récord hasta la fecha.

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Es un serio problema para Obama, que en enero obtuvo una resonante victoria en un Estado 94% blanco como Iowa, y el martes sufrió la peor derrota de esta campaña en otro Estado 94% blanco como Virginia Occidental. El factor racial, que hace cinco meses parecía superado por el primer candidato negro aceptable para los votantes blancos, vuelve a aparecer con toda su fuerza desestabilizadora.

The Washington Post relataba este lunes varios casos de racismo que habían sido mantenidos en silencio con el propósito responsable de no darles categoría de norma. Varios de los voluntarios que llaman por teléfono a los ciudadanos pidiendo el voto para Obama se han encontrado con respuestas insultantes. Uno de ellos tuvo que escuchar a alguien decir: "A ese negro asqueroso habría que colgarlo de un árbol". En un pueblo de Indiana, donde se celebraron elecciones la pasada semana, la sede de Obama apareció una mañana con pintadas amenazantes. Un votante de 24 años de Virginia Occidental, que se niega a ser catalogado de racista por sus reservas sobre Obama, explica al Post que lo que él quiere es "un presidente americano de pura sangre". En algunos condados de Virginia Occidental, Indiana o Pensilvania, hasta un 50% de los preguntados piensa que Obama es musulmán.

Todo esto ocurre mientras Clinton recuerda que sólo ella está en condiciones de ganar el voto trabajador blanco, principal foco de esas manifestaciones racistas. La senadora insiste en que permanecerá en esta carrera, a la espera de que los superdelegados terminen por aceptar esa realidad y la hagan candidata a ella.

Partidarios de Obama durante un mitin en Cape Girardeau (Missouri).
Partidarios de Obama durante un mitin en Cape Girardeau (Missouri).AP

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