Sueldos que causan crisis
El Ecofin se planteará hoy la pregunta que muchos ciudadanos llevan tiempo intentando responder: ¿han contribuido las faraónicas retribuciones de los ejecutivos de las grandes empresas mundiales a desequilibrar el sistema financiero? La relación entre sueldos ejecutivos millonarios y la crisis financiera radica en que, en busca de beneficios a corto plazo que se traduzcan en alzas del valor bursátil de sus acciones y, por tanto, en subidas de sus bonos, stock options y demás propinas, los ejecutivos de grandes empresas han tomado decisiones arriesgadas o contrarias a los intereses de las compañías que dirigen. Como, por ejemplo, crear y extender las hipotecas basura. Varios de estos ejecutivos pagados con sueldos principescos fueron responsables, solos o en compañía de otros, de la ruina de sus sociedades, a pesar de lo cual recibieron premios sustanciosos.
Ahí están los casos de Stan O'Neal, cubierto de oro después de incendiar las cuentas de Merrill Lynch, o Noël Forgeard, expulsado con una indemnización mareante de una Airbus devastada. Suena a sarcasmo que mientras algunos directivos arriman el ascua de la estrategia de su empresa a la sardina de sus cuentas corrientes, recomiendan públicamente moderación salarial a los trabajadores. Una parte de la opinión pública acumula malestar suficiente como para preguntarse si en la crisis actual no habrá influido, además de la fatalidad del ciclo, la incompetencia avariciosa de los grandes ejecutivos.
Dice la experiencia que los abusos retributivos -porque abuso es que un directivo gane 1.000 veces más que sus empleados sin generar riqueza que lo justifique- no se corrigen con impuestos ad hoc o prohibiciones expresas. Es más eficaz que los reguladores financieros de cada país exijan transparencia total en los sueldos de la alta dirección y reclamen a las empresas que sus comités de retribuciones estén constituidos por consejeros independientes de verdad. Todo salario ejecutivo autorizado por un comité incorrectamente formado debería considerarse lisa y llanamente como un expolio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.