_
_
_
_
Corrupción policial en Coslada

"Cuando me tocaba el turno, el jefe me apartaba"

Sin credenciales. Apartado del mando. Sin llaves para entrar al despacho de cabos y con ataques de ansiedad. Así tenía Ginés Jiménez a uno de los policías locales de Coslada que no comulgaba con sus métodos, según cuenta el propio agente. Un cabo municipal que no se plegaba a cualquier orden del sheriff, que se negaba cuando su oficial jefe le ordenaba que fuese a "apretar las tuercas" a un local de copas sin que estuviese justificado o hubiese indicios de falta o delito. Un cabo que llegó incluso a presentar, a través del registro del Ayuntamiento, tres escritos explicando la situación de presión a la que se veía sometido en el ejercicio de su labor. Y que ahora, tras las detenciones, recibe los insultos de los vecinos, que creen que todos los policías son iguales.

Más información
Ginés Jiménez amenazaba con una pistola a hosteleros
El juez mantiene en prisión sin fianza a 13 policías de Coslada

"Cuando me tocaba turno, él me apartaba del cargo. Le decía a alguno de los suyos 'dale un papel para que se entretenga', y no me permitía cumplir con mi mando", cuenta. En varias ocasiones Ginés llegó a poner a un policía raso por encima de un cabo que no le era afín, según fuentes policiales. Eran los suyos los que mandaban."Entiendo que habrá veces que tendré que denunciar, es mi trabajo", asegura el cabo con la mirada fija y la voz firme. "Pero nunca entendí que por norma hubiese que pegar el sablazo a un local. Ése no era mi trabajo". Recuerda que la presión a la que le sometía su jefe era tal que en alguna ocasión tuvo que ser trasladado a un centro de salud por ansiedad.

Tras más de 20 años en el cuerpo, el cabo ha visto cómo saltaba por los aires la supuesta trama de corrupción. "Sabíamos que algo había. Pero yo nunca llegué a imaginar que sería de esta magnitud", asegura. "Llegó a acusarnos de robarle el coche para después quemárselo", relata. La investigación judicial determinó que los acusados eran inocentes, pero Ginés recurrió la sentencia. Su recurso fue desestimado. Los agentes se querellaron entonces ante la denuncia falsa y la juez archivó el caso en dos ocasiones. Esta semana han sabido que la querella se ha reabierto porque se han hallado indicios de delito.

Desde el jueves, los agentes que continúan patrullando las calles han recibido todo tipo de insultos. "Qué, ¿vas a cobrar la comisión?", le gritaban a un policía local cuando acudía a sacar dinero a un cajero automático. Los adjetivos de "¡corrupto!", "¡ladrón!" y "¡sinvergüenza!" son los que más escuchan al cruzarse con los vecinos de Coslada. "Es constante", asegura otro policía local. "Todo esto ha causado muchísima desconfianza en la población, incluso en otros municipios, y va a ser muy difícil de recuperar".

'Polis' buenos

"El viernes, mi hijo, de nueve años, vino de clase llorando", relata un agente. Los compañeros de clase saben que su padre es policía y han oído campanas sobre la corrupción en Coslada. "Sin parar de llorar me preguntó si yo iba a ir a la cárcel", cuenta el padre. "Estaba aterrorizado".

El agente explicó a su hijo que también había "polis buenos" y que él estaba entre ellos. Esa tarde pidió unas horas de asuntos propios para acercar al niño al colegio. "Nunca he podido llevarle. Pero aquel día era diferente. Era muy importante que sus compañeros viesen que su padre era de los buenos y que no iba a prisión", relata.

Aun así, según explica el agente, el niño todavía espera cada noche, medio dormido por el cansancio por las diversas actividades extraescolares que realiza, a que su padre llegue del trabajo. Por si acaso no vuelve.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_