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La carrera hacia la Casa Blanca

Resurge la idea de una candidatura Obama-Clinton

La probable victoria de la senadora en las primarias de Virginia Occidental la mantiene en la contienda

Antonio Caño

Su victoria ayer en Virginia Occidental, que podía darse por garantizada dada la enorme ventaja que le concedían las encuestas, no aumenta las posibilidades de Hillary Clinton de ser la candidata del Partido Demócrata a la presidencia de EE UU, pero sí alimenta un poco más las especulaciones de que pueda formar parte del ticket (candidatura) comandado por Barack Obama.

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Virginia Occidental es un Estado que se ajusta como un guante a las cualidades que Clinton ha mostrado en la última fase de esta carrera: es uno de los más blancos, religiosos y conservadores del país, uno de los de más baja renta por habitante, de los últimos en cuanto a número de universitarios y de los primeros en cuanto a propietarios de armas de fuego. Obama apenas ha gastado medio día en hacer campaña para unas primarias que da por perdidas de antemano.

El resultado no cambiará de forma apreciable el recuento de delegados y votos que permitirá pronto a Obama ser declarado oficialmente candidato. Pero sí volverá a poner sobre la mesa algunas de las debilidades políticas del senador de Illinois -su dificultad para convencer a los trabajadores blancos y conservadores- y algunos de los aspectos en los que Clinton podría muy bien complementarle. Es decir, volverá a poner en circulación el sueño de una candidatura conjunta de las dos figuras que han dividido el corazón de los demócratas este año y han cautivado la atención del electorado.

Un 39% de los demócratas encuestados por ABC-The Washington Post se pronuncia por Clinton como vicepresidenta de Obama. El siguiente favorito, John Edwards, es preferido sólo por un 10%. Un 25% de todos los entrevistados ve más probable dar su voto a una candidatura demócrata si la ex primera dama forma parte de ella.

Una de las voces sagradas del partido, el ex candidato presidencial George McGovern, se pronunciaba ayer en un artículo en la prensa a favor de esa fórmula como la mejor solución para preservar la unidad de los demócratas de cara a las elecciones de noviembre. Y algunos grupos de influencia próximos a la senadora de Nueva York han empezado a movilizarse a favor de la candidatura Obama-Clinton.

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Todo eso no convierte, sin embargo, esa posibilidad en la opción más probable. El propio Obama admitió el pasado fin de semana, al ser preguntado al respecto en un acto electoral, que Clinton "formaría parte de cualquier lista reducida de candidatos a la vicepresidencia". Pero en el seno de su campaña existen serias dudas -empezando por la esposa del candidato, Michelle- de que la participación de Clinton en el ticket no perjudicara más de lo que podría ayudar.

Obama ha crecido electoralmente con un mensaje de cambio que ha ofrecido como contrapunto de lo que viejas familias políticas, como los Bush o los Clinton, representan. Para parte de su electorado, sobre todo los jóvenes, podría resultar ahora decepcionante un ticket conjunto.

En todo caso, eso dependerá de las necesidades. Nadie era más opuesto a John Kennedy que Lyndon Johnson cuando le ofreció la candidatura a la vicepresidencia. El veterano sureño le garantizaba, sin embargo, acceso a un paquete de votantes a los que el joven católico de Nueva Inglaterra jamás podría llegar. Si Obama no encuentra quién le haga ahora esa función, tendrá que abrazarse a Clinton.

Hillary Clinton, rodeada de un grupo de mujeres durante un mitin en Fairmont (Virginia Occidental).
Hillary Clinton, rodeada de un grupo de mujeres durante un mitin en Fairmont (Virginia Occidental).AP

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