El título sí importa
Un informe reciente de la OCDE constata que, en España, tener título universitario no ofrece una gran ventaja (apenas un 5% más que no tenerlo) a la hora de encontrar un empleo; en otros países europeos la ventaja comparativa de los licenciados es mayor.
Hay profesiones para cuyo ejercicio es condición inexcusable poseer un título, como las de abogado, juez o médico. O sacerdote. Otras en cambio no lo requieren obligatoriamente, como la de periodista; tampoco es necesario tener carrera para ser presidente del Gobierno, ministro raso o secretario general de un partido. Cuando en el currículo de un recién nombrado para uno de esos cargos, en lugar de señalar escuetamente su profesión (maestro, abogado, vendedor de corbatas) se dice que "cursó estudios" de derecho, economía, etcétera, no suele fallar: no pasó del primer curso.
Un caso excepcional fue el del suizo Le Corbusier, tal vez el más importante arquitecto del siglo XX, que carecía de título, por lo que sus proyectos tenía que firmarlos algún colaborador suyo.
Otro caso curioso fue el del Ayuntamiento de una industriosa ciudad del norte de España, que convocó un concurso para cubrir la plaza de jefe de la Policía Municipal. La convocatoria establecía como condición la de tener el título de oficial del Ejército, abogado o... capitán de Marina Mercante; por supuesto, el candidato del partido del alcalde tenía esta última profesión, y ya venía ejerciendo el cargo provisionalmente.
En la UE, según datos de Eurostat, un tercio de los universitarios tiene empleos con una cualificación inferior a la de sus estudios. Y según un estudio publicado este mes por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), el 31% de los titulados españoles estudiaría una carrera distinta de la suya si pudiera volver atrás, y el 9% no estudiaría ninguna. Hace unos 20 años, en España se puso de moda decir que la Universidad era una fábrica de parados. Era inexacto: muchos titulados no conseguían trabajar en aquello para lo que habían estudiado, pero el tener título era un pasaporte de acceso a otros empleos. Tener o no tener título de lo que fuera sí importaba.
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