"No nos estamos volviendo pasotas"
Esta historia empieza con un sueño, un bolígrafo y una servilleta, entre tapas y vermuts en una taberna del madrileño barrio de Lavapiés. Su protagonista, Amparo Sánchez, es una madre soltera llegada de Granada para ganarse la vida que, una tarde de 1996, se sentó en una mesa de El Tío Vinagre y escribió cuatro palabras: "Amparo, Paranoia y Power Machín", en referencia al célebre intérprete cubano de boleros. De esa improvisada asociación de ideas nacieron aventuras, viajes, pero, sobre todo, un proyecto musical, Amparanoia, que tras siete álbumes, centenares de conciertos por media Europa y una distinción concedida por la cadena británica BBC llega a su fin. Un disco, una gira de despedida, que arrancó en abril, y Amparo cambiará de rumbo.
La cantante se despide del proyecto Amparanoia para "seguir caminando"
"Ha sido difícil, aunque en realidad no he dejado nunca de soñar. De hecho, esta decisión es una forma de seguir soñando y tener nuevas ilusiones", cuenta delante de una copa de vino en otro local histórico del barrio. Aquí, en La Buga del Lobo, Amparo, que hoy tiene 38 años, se ha apartado a menudo para descansar, ha tenido ideas y ha trabado amistades. Los parroquianos la conocen, la saludan o le hacen preguntas mientras ella sonríe, contesta y se muestra receptiva con todos. Porque esta cantante que empezó interpretando standards de jazz y clásicos blues, que ha coqueteado con la rumba y adora los boleros, ha hecho de la contaminación entre géneros musicales, la apertura hacia todos los estímulos y la comunicación con los demás una especie de filosofía de vida. "La diversidad es fundamental. Para que haya originalidad en tu trabajo hay que escuchar y mirar en todas las direcciones", explica antes de ojear el menú.
"Somos el viento que sopla, que viene y va...". Un camarero trae dos platos de brócoli con crema de queso e improvisa un verso de una canción que Amparo editó en 2002. Ese año escribió también otro tema, La fiesta, en el que dejó clara su declaración de intenciones: "Seguiré caminando... Seguiré soñando". El camino de sus proyectos vitales la llevó, por ejemplo, a mudarse a Sant Pere de Ribes (Barcelona), donde se instaló con sus dos hijos. Allí, "en medio del campo y a dos pasos del mar", vive en una pequeña casa biosostenible de madera y, casi a diario, cumple el ritual que más le apetece: "Entrar en la cocina, preparar comida casera, de olla, mientras toco la guitarra y escribo canciones".
Sin embargo, Amparo no olvida Madrid ni Barcelona, donde la mayoría de sus seguidores la consideran una de las artistas más comprometidas de las últimas generaciones. Entre una pizza con vegetales y unos calamares en salsa americana, recuerda las marchas contra la guerra en Irak y, cuando habla de ideales, se enciende: "No creo que nos estemos volviendo pasotas. Todavía quedan muchos jóvenes comprometidos. Por ejemplo, todos los que vienen a mis conciertos", asegura. "Además, en los últimos años se ha extendido muchísimo el compromiso con el medio ambiente. Estamos mucho más concienciados ahora".
Suena la voz de Billie Holiday en los altavoces del local. "¡Es la más grande!", dice Amparo, señalando un anillo con la cara de la mítica intérprete de jazz estadounidense. "Mira. Me lo regaló una chica después de un concierto en Berlín. Últimamente percibo muchas señales como ésta. Y todas me sugieren lo mismo: ante todo, hay que seguir caminando".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.