Con el Reino Unido en el objetivo
Con el Estado francés como propietario del 85% de sus acciones, EDF sólo puede extenderse a unos pocos países si no quiere correr el riesgo de enfrentarse a una reacción política. Reino Unido, que cuenta con uno de los mercados energéticos más liberalizados del mundo, es el terreno de juego ideal. La oferta que EDF ha presentado por British Energy no es ninguna sorpresa. El gigante francés de la electricidad necesita aumentar su capacidad de generación de energía en Gran Bretaña, donde es el principal distribuidor de energía a través de EDF Energy.
EDF se considera desde hace tiempo el candidato favorito para adquirir BE, aunque sólo sea porque su experiencia viene muy bien ahora que Reino Unido acaba de embarcarse en un gran esfuerzo por impulsar la energía nuclear a fin de cumplir las normas para la emisión de CO2.
British Energy posee unas centrales vetustas -que EDF piensa sustituir con su propia tecnología- y valiosos terrenos en los que se puede construir. La empresa francesa es sólo el sexto generador de energía más grande de Gran Bretaña, con una capacidad que apenas equivale a la mitad de la capacidad de SSE, E.ON o RWE. La adquisición de BE podría darle protagonismo.
Pero quizá demasiado. Si EDF compra British Energy, pasaría a controlar el 21% del mercado de generación de energía de Reino Unido, lo que despertaría la preocupación de la competencia. Una buena solución sería traer a un aliado como Centrica.
No es que EDF no pueda soportar la carga ella sola. Se esperan ofertas para la adquisición de British Energy por debajo de la cotización de mercado, que se ha visto impulsada al alza por la reciente especulación sobre las posibles ofertas.
Una oferta a 700 peniques por acción -que se calcula que es el precio máximo que ofrecería cualquier comprador- situaría el precio total en 14.000 millones, al alcance de las posibilidades de EDF. Esa cifra incluiría 9.000 millones por las acciones actuales y 5.000 millones adicionales que el Gobierno británico podría conseguir más adelante convirtiendo sus derechos sobre el 35% de los flujos de caja de British Energy en acciones que podrían ser vendidas al comprador.
Los analistas de Société Générale cuentan con que EDF extraiga del acuerdo suficientes sinergias como para que esté justificado el pagar hasta 10.000 millones sólo por las acciones iniciales. Y con un nivel de deuda que equivale aproximadamente al flujo de caja de explotación (Ebitda) de este año, EDF tiene mucho margen para apalancarse.
Otra razón por la que EDF estaría dispuesta a compartir la factura es que cuenta con otros proyectos en Europa. Parece que se han desvanecido las probabilidades de que presente la tan cacareada oferta por Iberdrola, pero a pesar de ello el grupo buscará la forma de expandirse en España. Y EDF aparece en la lista corta de potenciales compradores de Distrigaz, la eléctrica belga que Suez ha puesto en el asador. Así que lo más probable es que quiera repartir la factura del forcejeo energético en Reino Unido.
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