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OPINIÓN
Columna
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Pensiones rentables

Joaquín Estefanía

Durante la pasada legislatura se debatió la posibilidad de que una parte del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, cifrado hoy en alrededor de 55.000 millones de euros, fuese invertido en las bolsas de valores. Este fondo es una especie de hucha pública, creada durante los mandatos del PP y expandida por los socialistas en el periodo 2004-2008, para pagar las pensiones de todos los ciudadanos en caso de que vengan mal dadas a la Seguridad Social. Hasta ahora, ese dinero se invierte en activos de total seguridad, aunque de escasa rentabilidad, como la deuda pública.

Ese proyecto decayó con el final de la legislatura y ahora vuelve a iniciarse el debate. Pero la coyuntura es distinta, las bolsas avanzan a trancas y barrancas y los beneficios de privatizar una parte de la rentabilidad del fondo de reserva no son tan nítidos como en el pasado. Se trataría de aprobar una ley que permita invertir en Bolsa un porcentaje (alrededor del 10%) del Fondo de Reserva de la Seguridad Social en acciones de empresas que atiendan a criterios sociales y medioambientales. De forma paralela, algunos representantes del sector financiero privado quieren que ese dinero ahorrado -unos 5.500 millones de euros- pueda ser invertido en las emisiones de bonos y células hipotecarias que bancos y cajas hacen, lo que les permitiría paliar la crisis de liquidez que padecen desde agosto, como consecuencia del estallido de las hipotecas subprime.

El debate sobre invertir en Bolsa una parte del fondo de reserva de las pensiones públicas debe ser muy transparente

Robert Reich, secretario de Trabajo con Bill Clinton y autor de un reciente libro que estudia las cada vez mayores contradicciones entre el sistema económico y la democracia (Supercapitalisme, editorial Vuibert), ha escrito un artículo, titulado Lo mejor que no ocurrió bajo el mandato de Bush, en el que llega a la conclusión que ello fue que no se privatizara la Seguridad Social (las pensiones), como pretendían los neocons. Si se hubieran privatizado, y dada la evolución de las bolsas, los hijos del baby boom que se jubilan estos años estarían peor que ahora, ya que bregan con unos planes de pensiones privados que valen mucho menos de lo que habían calculado y con el precio de sus viviendas a la baja. "Al menos pueden contar con un cheque mensual de la SS".

Los ciudadanos americanos están pagando mucho más por la gasolina y los alimentos, por su seguro de enfermedad (que en EE UU no pertenece a la SS, sino a la iniciativa privada); su capacidad de pago se reduce, están muy endeudados, la confianza de los consumidores se desploma y el valor de su vivienda está bajando. Concluye Reich: "Por eso existe una Seguridad Social, porque si tenéis una mala racha y quedáis atrapados por una corriente cuesta abajo, todavía os quedará algo a lo que agarraros en vuestra jubilación. Si hubiéramos privatizado, no tendríais nada a qué agarraros. Y os estrellaríais".

El debate en España debe ser transparente y muy afinado, y han de participar los partidos y los agentes sociales. Por lo que nos jugamos. -

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