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El 90% de la droga incautada por Aduana entra por el Guadalquivir

Las mafias aprovechan las carencias de la vigilancia y los escondrijos del entorno

En la sede gaditana de Vigilancia Aduanera el dedo del jefe de la unidad combinada, Santiago Villalba, no hace más que señalar la desembocadura del río Guadalquivir sobre una enorme carta náutica. "Este año el aumento de los alijos en esta zona ha sido espectacular", admite. El 90% de las intervenciones realizadas por este servicio en lo que va de año ha tenido este escenario. También la Guardia Civil reconoce este incremento. De hecho, la última operación ha permitido abortar la introducción de 60.000 kilos de droga por la desembocadura. Lo que más preocupa es la cantidad de droga que sigue pasando y que no se intercepta.

Desde las plantaciones de Tánger y Larache la forma más fácil y rápida de trasladar droga era la comarca del Campo de Gibraltar, que después avanzó hacia las playas de Barbate y el río de la localidad. El blindaje iniciado hace una década permitió cerrar algunos de estos trayectos habituales aunque no provocó el esperado descenso en la entrada de mercancías ilícitas sino la búsqueda de nuevos caminos. Al Guadalquivir le abrieron unas puertas que nunca tuvo cerradas.

"Antes eran más profesionales, ahora hay muchos domingueros"

Fuentes de la Guardia Civil y de Vigilancia Aduanera explican que, aunque también se han aumentado los medios de seguridad en la desembocadura del río, el control es aquí más difícil debido a la gran cantidad de recovecos y caminos de agua y la existencia de plantaciones de elevada altura que permiten esconder los fardos. Agentes del Instituto Armado reconocen haber encontrado entre los cañaverales zulos donde se guardaba el hachís a la espera de su recogida.

En realidad, el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) que la Guardia Civil ya ha desplegado por todo el litoral gaditano sí funciona ya en esta zona, aunque los especialistas en estos viajes ilegales saben de sus carencias y debilidades.

Aprovechan zonas muertas de los radares y utilizan embarcaciones de reducido tamaño y escasa altura, capaces de burlar las cámaras de vigilancia. Por este río triunfan dos tipos de naves: las panelables (tipo zódiac), con unos 60 caballos de potencia, y las semirrígidas (con el fondo rígido), que pueden llevar dos o tres motores con 250 caballos, capaces de superar los 50 nudos (unos 93 kilómetros por hora). "Ésas no las pilla nadie", reconoce un guardia civil. También se ha encontrado droga en pesqueros, yates y veleros.

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Las tripulaciones son variadas. Generalmente viajan cuatro o cinco personas que custodian la treintena de fardos, con unos 30 kilos cada uno. Son, sobre todo, marroquíes, aunque también hay españoles, y siempre hay uno que ejerce de notario para comprobar que la droga llega a su destino.

"Antes eran más profesionales, ahora hay muchos domingueros", explica este agente con muchas persecuciones encima. "Se meten por el Guadalquivir arriba, pero también por el Guadiamar, o por la playa de Chipiona o Sanlúcar de Barrameda. Cogen por cualquier camino que vean".

Sólo Vigilancia Aduanera lleva intervenidas en Cádiz 10.469 toneladas en lo que va de año. Un total de 33.873 kilos en Andalucía, el 37% de todo lo que se incautó el año pasado. La última operación, conocida como Carabela, la ha desarrollado la Guardia Civil en el Guadalquivir. Los investigadores han detenido a 11 personas pertenecientes a una red que se cree pudo introducir hasta 60 toneladas de droga en los que va de año. La coordinadora antidroga Nexos denunció ayer que lo que se incauta en el río es sólo el 25% de lo que entra.

Vigilancia Aduanera y Guardia Civil, a las que se ha sumado en algunas operaciones el grupo GRECO (Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado) del Cuerpo Nacional de Policía, centran su trabajo en este punto caliente de la droga, donde señala el dedo del jefe de la unidad combinada del SVA. "El aumento este año ha sido tremendo", reconoce Villalba. Todas sus operaciones, salvo una en Roche (Conil, Cádiz) han tenido sede en el Guadalquivir.

Pero las mafias ya buscan otros caminos. "Ahora se están hartando los compañeros del Levante y Huelva". Viajes cada vez más largos y sofisticados que permiten vislumbrar las nuevas metas de las redes de narcotráfico.

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