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Reportaje:

La mujer "genéticamente feliz"

Donna Leon firma ejemplares de sus novelas en Sevilla

Donna Leon, una de las grandes damas de la novela negra, firmó ayer ejemplares de sus obras en la Feria del Libro de Sevilla. La escritora estadounidense concitó gran expectación. Alrededor de la caseta donde estaba prevista la firma se agrupó una veintena de personas. La presencia de mujeres era mayoritaria. La autora de Muerte en La Fenice (1992) llegó con casi un cuarto de hora de retraso. Pero fue fiel a su simpatía y pidió disculpas a sus lectores. Había confundido la hora prevista. Sus lectores le sonrieron bajo el sol primaveral de una tarde de viernes. Centenares de personas paseaban por la plaza Nueva y la firma de la escritora era uno de los grandes atractivos de la jornada de la Feria del Libro.

Leon, que ha publicado recientemente La chica de sus sueños (Seix Barral), firmaba ejemplares de esta obra, brillantes y recién salidos de la imprenta como peces luminosos. Y mostraba su afecto hacia las personas que venían con otras de sus novelas. Una mujer se le acercó con un viejo ejemplar de bolsillo y la autora la escuchó sonriente durante unos instantes.

La creadora del comisario Brunetti, que reside en Venecia desde 1981, respondía a sus lectores con palabras en italiano. Y siempre con la sonrisa por delante. "Yo soy genéticamente feliz. Mi madre fue feliz, mi padre fue casi feliz... Creo que esto es genético. Lo opuesto a la depresión. Creo que es un regalo. Eso está en mi corazón. Por las mañanas me levanto feliz y tengo un buen día por delante", comentaba el pasado miércoles en una conferencia de prensa.

"Intelectualmente soy absolutamente pesimista. La razón primordial de este pesimismo es el tema ecológico y la negativa de muchos a asumir que estamos en peligro", dijo la autora, cuyas novelas han sido traducidas a 26 idiomas.

La felicidad vital de Leon fue rota por un periodo negro. La novelista aún lo recuerda. "Sólo he sido infeliz en mi vida durante nueve meses. Fueron los nueve meses que trabajé en Arabia Saudí. Fue algo terrible. Fui víctima de maltrato sexual todas y cada una de las veces que salía de casa a hacer lo que fuera. Pero quiero recalcar que mis sentimientos negativos se dirigen sólo hacia los ciudadanos varones de Arabia Saudí. Viví cuatro años en Irán y sólo puedo contar buenas cosas. He estado en Egipto muchas veces y es un lugar maravilloso. Lo que me pasó no tiene que ver con el islam, sino sólo con Arabia Saudí", explicó. Todo eso quedaba muy lejos ayer gracias a la sonrisa de sus lectores y al sol de mayo.

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