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La central de Lemoiz se asoma al ocio

El PSE apoya la propuesta de una arquitecta de levantar una gran área recreativa

Las instalaciones de la que quiso ser la central nuclear de Lemoiz siguen buscando una posible reconversión que las saque del abandono en que llevan 26 años, después de que la entonces Iberduero renunciase a su construcción por el acoso de ETA, traducido en cinco asesinatos, y la gran contestación social. Una arquitecta bilbaína, Carmen Abad, ha desarrollado un proyecto para levantar en las 116 hectáreas del recinto una gran área de ocio y mantener los dos edificios de lo que iban a ser los reactores. El PSE ve con interés la iniciativa y trabaja desde hace varios meses en promover el proyecto, que debe ser validado por el Gobierno central.

Los socialistas tienen claro que la cala de Basordas, donde se emplaza el esqueleto de hormigón de la frustrada central, no debe volver a tener un uso energético. Crear un área de esparcimiento choca con dos importantes obstáculos: el anuncio del Ministerio de Industria de convocar una subasta de los terrenos para instalar allí una planta de ciclo combinado y que las 116 hectáreas (de las que el complejo de edificios suma 35) pertenecen a la actual Iberdrola. La eléctrica debe tener el visto bueno del Gobierno central para cualquier actuación, debido a la responsabilidad compartida sobre las instalaciones en virtud de la moratoria nuclear que se aplicó a Lemoiz. De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente ha empezado a incoar expedientes de reversión de los terrenos, cuya ocupación fue autorizada a Iberduero en 1973 y 1979 con sendos permisos.

El Ejecutivo vasco también se muestra favorable a la recuperación ambiental de Lemoiz, pero cuando trascendió la convocatoria de la subasta, hace poco más de un año, algunos de sus movimientos matizaron esa disposición. El tripartito incluyó una disposición adicional en el Plan Urbanístico del Bilbao Metropolitano, que consideraba como equipamiento la cala de Basordas, para remitir la regulación urbanística de la zona al Plan Territorial del Litoral, aprobado en marzo de 2007, que ya no se muestra tan categórico: plantea la recuperación del estado original o desarrollar actividades compatibles con la protección del litoral, sin especificar si serían industriales o no.

El proyecto de Abad ha sido abordado por la comisión de Medio Ambiente del PSE y es conocido por su secretario general, Patxi López. La arquitecta lleva desde 2002 contactando con un variado elenco de personas, desde colectivos sociales y medioambientales a líderes políticos. Además de los socialistas, ha hablado con dirigentes del PNV como el diputado general vizcaíno, José Luis Bilbao o la diputada de Cultura, Josune Ariztondo. "Me han dicho que les gustaba la idea, aunque hablaban a título personal", indica la arquitecta.

Su proyecto parte del convencimiento de que no puede darse al lugar un uso industrial y de que la componente energética solo puede pervivir desde el punto de vista didáctico o experimental. Abad precisa que tampoco se puede retornar la zona de la central a su situación original, "porque la modificación fue terrible y todo el hormigón que hay generaría una inmensa cantidad de residuos inertes, que originarían el problema de a dónde llevarlos". Por ello, plantea mantener los edificios de los dos reactores y toda la construcción subterránea. Debajo hay seis plantas con una interminable sucesión de tuberías.

El imponente dique exterior (15 metros de altura y 300 de longitud, acometido no para hacer frente al mar, sino para evitar ataques con misiles) también se demolería. En la zona del complejo incluye láminas de agua, una dentro de uno de los reactores, aprovechando el cauce de un arroyo que atraviesa los terrenos.

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Aspecto de las instalaciones abandonadas de la central nuclear de Lemoiz.
Aspecto de las instalaciones abandonadas de la central nuclear de Lemoiz.T. BERRUEZO

Parque temático o industria

Desde que hace 26 años se paralizasen las obras de Lemoiz, siempre se ha planteado qué hacer allí, especialmente cuando en 1996 la Guardia Civil retiró la vigilancia y empezó a ser un lugar accesible. Ahora se puede transitar sin cortapisas junto a la central y apenas queda un pequeño servicio de seguridad en la entrada del recinto. La primera en lanzar un proyecto fue la Diputación de Vizcaya, que planteó crear un parque temático dedicado a la energía, la ciencia, la tecnología y el medio ambiente, con demostraciones de todos los sistemas de generación de energía, un museo de la ciencia, un planetario, una oferta de ocio y simuladores espaciales. Ni el Gobierno central ni Iberdrola respaldaron la idea.

En 2005, el Ministerio de Industria anunció su intención de subastar el emplazamiento de Lemoiz para instalar una central de ciclo combinado. No se ha avanzado más. El pasado año, se habló de una iniciativa para crear una piscifactoría, si bien en el embalse situado en la zona periférica.

Carmen Abad considera irreversible un uso público de las 117 hectáreas porque, "salvo un 15% de la superficie, el resto tiene algún tipo de servidumbre. La zona central [donde están los edificios] es dominio público marítimo-terrestre". El presupuesto de su proyecto suma 36 millones de euros, un coste similar a lo que se calcula supondría desmantelar las instalaciones que quedan en pie.

Marcada por el crimen

La historia de la central de Lemoiz ha quedado indisolublemente asociada al gran movimiento social de rechazo en Euskadi y a la intervención asesina de ETA. El 29 de agosto de 1976, cuatro años después del inicio de las obras, cerca de 50.000 personas marcharon entre las localidades de Plentzia y Gorliz para oponerse a la infraestructura energética.

En 1978, ETA cometió su primer atentado en el interior de la central, asesinando a dos trabajadores: Alberto Negro y Andrés Guerra. Al año siguiente cometió el segundo ataque a las instalaciones, matando a Ángel Baños,otro empleado de la entonces Iberduero. El momento más crítico llegó con el secuestro y asesinato, en 1981, del ingeniero jefe de la central, José María Ryan, que causó una tremenda conmoción social. Ese mismo año, el Gobierno vasco iniciaba las gestiones para que las obras se paralizasen.

Al año siguiente, ETA mató a Ángel Pascual, el sustituto de Ryan. Cuando en 1984, el Gobierno central decidió aplicar la moratoria nuclear, que paralizó Lemoiz, Iberduero había sufrido, además de los cinco asesinatos, más de 300 atentados contra diversas instalaciones. Siete etarras murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad relacionados con la central.

EL PAÍS visitó las instalaciones en 2002. Los vallados sucesivos de alambre, con estacas de madera y hormigón, no han cambiado, pero el interior denotaba el abandono.

26 años detenida

- Las obras para construir una central nuclear en Lemoiz comenzaron en 1972 en la cala de Basordas y se paralizaron en 1982.

- La central tenía entonces a punto uno de sus reactores para empezar a funcionar. En los últimos años se ha retirado todo el material aprovechable como el acero. Quedan en pie 11 edificios, todos ellos de hormigón.

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