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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El secuestro y las dos manos

No deja de tener cierta lógica el mandato bíblico de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Sobre todo porque, según se ha visto, una posible alternativa es que tu mano izquierda celebre a bombo y platillo lo que hace la derecha pero sin saber, en realidad, qué es lo que ha hecho. O peor aún, intentando fingir que no lo sabe. Eso es, exactamente, lo que le ha ocurrido al Gobierno con la liberación del pesquero Playa de Bakio. La vicepresidenta Fernández de la Vega se apresuró a comparecer ante los medios para anunciar el desenlace del secuestro. Alguna televisión llegó, incluso, a interrumpir la programación, dando a la noticia el tratamiento informativo reservado para las ocasiones más trascendentales.

Los marineros del Playa de Bakio ya están de regreso, sanos y salvos. Según sus propias declaraciones, hubo momentos difíciles, sobre todo al principio y al final del cautiverio. Pero los malos ratos quedaron atrás, gracias a los medios puestos por el Gobierno para resolver el caso: barcos, aviones, funcionarios, diplomáticos, miembros de los servicios de inteligencia. Sólo quedaba un hilo suelto, tratándose de un secuestro. ¿No habría el Gobierno colaborado en la negociación y el pago del rescate? Por si alguien albergaba dudas, las autoridades somalíes no tuvieron inconveniente en informar de la cantidad pagada a los secuestradores y pronto trascendieron los detalles del reparto del botín en la cubierta, según el modelo consagrado por las películas de piratas.

Si la mano derecha del Gobierno había hecho todo lo que convenía hacer para liberar el Playa de Bakio, a la mano izquierda no se le ocurrió siquiera que debía tener una respuesta preparada por si alguien le preguntaba sobre el rescate. El presidente del Gobierno se abstuvo de entrar en el asunto, remitiéndose a lo que dijeran los ministros. A los pescadores se les impuso la ley del silencio. Y la vicepresidenta, por su parte, intentó tapar el sol con un dedo. Y lo peor es que no pudo saberse de qué mano, si de la que consiguió traer a los secuestrados de regreso o de la que, al mismo tiempo que celebraba haberlos traído, fingía no saber cómo lo había hecho.

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