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Reportaje:

La espera del cementerio

La existencia de miles de huesos bajo tierra retrasa el proyecto de construcción de un parque sobre el camposanto de Cádiz

Hace ya tiempo que nadie deja flores en el cementerio de Cádiz, aunque todavía permanecen en él los restos de muchas personas. Ni el Ayuntamiento ni la empresa responsable del camposanto, CEMABASA, son capaces de calcular a cuántos nombres corresponden los miles de huesos que permanecen bajo tierra. Sólo coinciden en señalar que la identificación completa es imposible. Por eso han previsto el traslado de todos los huesos pendientes a una gran fosa común en Chiclana. Así se podrá avanzar en la construcción de un parque urbano. Pero hay quien todavía allí reclama a sus seres queridos, aunque no pueda ponerle flores a ninguna tumba.

Rafael Zarco descubrió a su abuelo José Jiménez a través del testimonio de su madre. "Era una niña cuando lo mataron en la guerra pero siempre ha hablado de él con cariño y respeto", recuerda. Respeto y miedo. Como cuando pasaba por la iglesia de San José y se acordaba de que allí ocurrió el fusilamiento.

Durante la Guerra Civil se enterraron 135 personas en fosas comunes
A Rafael Zarco le quisieron cobrar 400 euros por exhumar restos
El consistorio da un plazo de tres meses para reclamar restos de familiares
Los restos no reclamados se llevarán a una fosa común de Chiclana

Zarco consiguió hace pocas semanas recuperar los restos de su abuelo. Reclamó ante la empresa CEMABASA los registros del cementerio. Allí constaba el nombre de José Jiménez y su exacta ubicación. Bajo la supervisión de unos arqueólogos asistió a la exhumación en el patio tres, número 13, en la fila dos y en el lugar tres, tal y como recogen los libros. "Aparecieron más huesos de lo esperado. Al menos de cinco o seis personas", explica. En una caja de madera aguarda al 5 de mayo cuando se produzca el traslado a una pirámide funeraria del cementerio mancomunado de Chiclana, el destino de la mayoría de restos procedentes del camposanto gaditano.

Fue en 1800 cuando ese solar frente a la playa comenzó a recibir sus primeros muertos. Los libros empezaron a registrar sus nombres y apellidos desde 1802. Desde entonces los registros han contabilizado 286.000. Una gran mayoría quedó bajo la tierra, en fosas comunes. "Se enterraban así, al principio, a los que no tenían dinero. O a los que iban muriendo en el hospital Mora y nadie los reclamaba, o las víctimas de una epidemia que asoló Cádiz o las de la explosión de 1947", recuerda Rafael Fuertes, el presidente de la Asociación de la Memoria Histórica de Cádiz, la más combativa en denunciar los intentos del Ayuntamiento de apresurar la clausura del cementerio. Durante la Guerra Civil fueron enterradas 328 personas, 135 de ellas en fosas comunes, según los datos de CEMABASA.

El proyecto municipal de construir un parque con auditorio y pistas deportivas, al que el Ayuntamiento quiere llamar Parque del Descanso, no se podrá hacer mientras permanezcan los restos. El Consistorio ha dado un plazo de tres meses para que los familiares reclamen a sus seres queridos antes de trasladarles a todos a una fosa común.

La Asociación de la Memoria Histórica denuncia que se ha hecho sin publicidad. También alerta de la precariedad del registro de fallecidos, que se puede consultar y se guarda en el cementerio, en su opinión, a expensas de robos, incendios o inundaciones.

A Rafael Zarco le quisieron cobrar 400 euros por la exhumación de su abuelo, aunque él se negó. Se agarró a la ley de la Memoria Histórica que indica que estos procesos deben ser gratuitos. Como él, otros tres descendientes han reclamado ya la recuperación de los restos de sus seres queridos. También aguardan en el cementerio varios destacados alcaldes de la ciudad, que recibirán un especial sitio en el mancomunado de Chiclana. Los demás, la gran mayoría, no tendrán homenajes especiales, a no ser que en estos meses aparezcan hijos, nietos o biznietos para recordar que esos huesos tienen nombres.

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