La N-II dejará de ser una carretera nacional y se convertirá en vía urbana
Fomento cede la artería a la Generalitat con 400 millones para abrir otra
Legislatura nueva, vida nueva y pelillos a la mar. Si hace unos meses las relaciones entre la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, eran poco finas, ayer parecía que fueron amigos de toda la vida.
Nadal y Álvarez acuerdan reanudar las negociaciones sobre Cercanías
La primera reunión para el traspaso ferroviario se celebrará en mayo
Ayer se vieron en la sede del Ministerio en Madrid, y el primer encuentro entre ambos tras la formación del nuevo Gobierno posterior a las elecciones generales se saldó con "acuerdo y cordialidad", según fuentes de ambos organismos. Y el acuerdo fue cuádruple: iniciar el traspaso de la carretera Nacional II a su paso por el Maresme del Ministerio de Fomento a la Generalitat; empezar los estudios para integrar la vía férrea en la ciudad de Tarragona, con un nuevo trazado si fuera necesario; integrar también la vía y la estación en Sitges.
Hasta ahí, tres convenios, uno viario y otro ferroviario, los tres más o menos previstos en las negociaciones iniciadas en la pasada legislatura. Pero hubo más. Fomento ha designado a Víctor Morlán, ahora secretario de Planificación en el ministerio, para negociar con la Generalitat uno de los proyectos más encallados: el traspaso de Cercanías. Nadal y Álvarez acordaron ayer reanudar las conversaciones al respecto y celebrar la primera reunión durante el mes de mayo.
El traspaso de la Nacional II era un deseo del Gobierno catalán y un ansia en la comarca que se ha manifestado repetidamente contra el carácter de carretera nacional de la vía, una de las más transitadas de Cataluña y una de las que tiene mayor número de accidentes, debido a que tiene tráfico de paso y tráfico urbano. Los residentes de las diversas localidades que cruza han reclamado insistentemente que se convierta en vía urbana y se desvíe el tráfico de largo recorrido por la autopista, que debería, en su opinión, dejar de ser de pago y convertirse en gratuita. De hecho, esta vía tiene peaje blando a cambio de una ampliación de las concesiones tanto en el Maresme como en otros puntos de Cataluña, en la AP-7.
La conversión de la autopista en gratuita resulta muy difícil porque acabaría por colapsarse con camiones que cruzan Cataluña de norte a sur y de sur a norte, que optaría por esta vía en vez de la de peaje.
Para paliar el agravio, la Generalitat se compromete a construir una vía alternativa y recibirá del Ministerio de Fomento 400 millones de euros para ello.
De hecho, hay ya un proyecto que prevé la conversión de la actual Nacional II en una vía urbana integrada en las poblaciones y con tráfico pacificado. Se trataría de jugar con los laterales de la autopista y, en algunos tramos, con el antiguo Camí Ral, que discurre más al interior de las poblaciones. Con ello, explicó ayer Nadal, se eliminará la división que hoy se da entre diversas localidades que comparten nombre y añaden luego "de dalt" y "de baix" en esa zona.
El tramo que dejará de tener carácter nacional y pasar a depender del Gobierno catalán tiene una longitud de 52 kilómetros. Arranca de Badalona y discurre por todo el litoral hasta llegar a Malgrat. En ese punto se interna hacia la localidad de Tordera.
El proyecto que elaboró en su día la agencia municipalista Barcelona Regional, y que obtuvo el visto bueno de los alcaldes y del Consejo Comarcal del Maresme, incluía la reconversión de la N-II y, también, la supresión de la otra gran barrera entre las poblaciones y el mar: la que forma la línea ferroviaria del Maresme, la más antigua de España y una de las que tiene mayor utilización de las de Cercanías.
Uno de los deseos del Gobierno catalán es que esta línea ferroviaria sea traspasada. No ya los trenes y el servicio, también la vía misma, debido a que cumple los requisitos que establece el Estatuto: nace y muere en Cataluña. Hoy la vía es de Adif, organismo dependiente del Ministerio de Fomento, donde hay reticencias a traspasarla aduciendo que, en realidad, la vía sigue y se interconecta con otras que superan claramente el territorio catalán. La solución empezará a fraguarse dentro de unas semanas.
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